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La desaparecida Silvia Pinal (12 de septiembre de 1931 - 28 de noviembre de 2024) debió su fama a las tres películas que protagonizó para Luis Buñuel. Se ha dicho que musa de Buñuel. Quizá fuese cierto, pero no fue premeditado por parte de don Luis. Pinal era por entonces la esposa del productor cinematográfico mexicano Gustavo Alatriste, que le produjo a Buñuel tres de sus películas fundamentales, 'Viridiana' (en coproducción con la Uninci española), 'El ángel exterminador' y 'Simón del desierto', tres joyas entre las `películas mexicanas' del director de Calanda. tras sus trabajos con Buñuel, Pinal participaría an algunas películas españolas poco memorables.
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Protagonizada por Silvia Pinal, Fernando Rey, Francisco Rabal, Margarita Lozano, Victoria Zinny, Teresa Rabal, Joaquín Roa, José Calvo y Lola Gaos. La película que supuso el regreso al cine español de Luis Buñuel, tras su exilio tras la guerra civil en Estados Unidos y México. uno de los casos más significativos de represión cinematográfica por parte de la administración franquista, que incluso intentó destruir el negativo y todas las copias: Aprobado el guion por la censura que le obligó a Buñuel a cambiar el final (un censor le dijo que porqué en vez de que Viridiana se acostase con su primo, no la terminaba con una partida de cartas, que Buñuel lo convirtió en una partida que insinuaba un 'menage a trois'), el filme se presentó en el festival de Cannes en la jornada de clausura y recibió la Palma de Oro, por primera y única vez por el momento, para España, pero la virulenta crítica de L' Osservatore Romano, órgano oficial del Vaticano, condenando el carácter anticristiano del filme, y la parodia que del cuadro de Miguel Ángel 'La última cena', realizó Buñuel con una cena de mendigos, hizo que fuese cesado José Muñoz Fontán director general de cinematografía que la autorizó y que incluso acudió a Cannes a recoger la Palma de Oro, quien al regresar a España con el premio ya estaba cesado, mientras la película era prohibida en España, se borraba toda mención pública de ella en prensa, radio y televisión, y se represaliaba a UNINCI, la productora española. Silvia Pinal era aquí la novicia Viridiana, con una interpretación impresionante.
Viridiana (Silvia Pinal), novicia en un convento, va a despedirse, antes de profesar como religiosa, de su tío y tutor, Don Jaime (Fernando Rey), un viejo hidalgo español que vive retirado en una hacienda, abandonada desde la muerte de su esposa, ocurrida el mismo día de la boda, treinta años atrás. Viridiana es el vivo retrato de la difunta, y Don Jaime se enamora locamente de ella. Pero ni sus súplicas ni peticiones de matrimonio logran convencerla de que permanezca a su lado. La víspera de su partida, Viridiana consiente en satisfacer el capricho de su tío, vestir la ropa nupcial de la muerta. Con al ayuda de Ramona (Margarita Lozano), su fiel sirvienta, el hidalgo le hace tomar una droga en el café. Don Jaime intenta poseer a la muchacha inconsciente, pero renuncia en el último momento. Al día siguiente le confiesa lo ocurrido a Viridiana y esta parte horrorizada. Cuando se dispone a tomar el autocar que la llevará al convento, le informan que su tío se ha ahorcado de un árbol. Viridiana, sintiéndose culpable, olvida el convento y se instala en la hacienda como acto de expiación. Quiere practicar la caridad y empieza a recoger mendigos e instalarlos en la casona, ante el asombro de Jorge (Francisco Rabal), el hijo natural de Don Jaime a quién el viejo ha reconocido antes de morir, y de Lucía (Victoria Zinny), la mujer con la que vive. Los dos primos no tardan en enfrentarse. Jorge quiere poner la fina al día, que vuelva a producir. Viridiana protege a los mendigos, a los que su primo querría expulsar, y extrema los sacrificios, la vida de ermita. Lucía, confusamente celosa de Viridiana, se marcha. Un día, Jorge y Viridiana van a la ciudad para arreglar algunos asuntos. Creyendo que no volverán hasta el día siguiente, los mendigos toman la casa por asalto y organizan un gran banquete que pronto degenerará en orgía. Al llegar Jorge y Viridiana antes de lo previsto, los mendigos se dispersan. Dos de ellos ponen fuera de combate al hombre e intentan violar a la mujer, mientras Ramona corre en busca de ayuda. Jorge salva a Viridiana convenciendo a uno de los mendigos de que mate, por dinero, al otro. Algún tiempo después Viridiana intenta, en vano, volver a su vida de sacrificios y plegarias. Tímida e inquieta, se presenta en la habitación de su primo, que está jugando a las cartas con Ramona, ahora su amante. Cuando esta intenta irse, Jorge la hace quedarse y los tres se ponen a jugar al tute.
La película, rodada en España, volvía a tocar los mismos temas que 'Nazarín', al proponer una feroz parábola sobre la imposibilidad de llevar una vida verdaderamente cristiana en un mundo dominado por el egoísmo y la corrupción. Gracias a un doble negativo depositado en París, el filme pudo circular por el mundo como película mexicana, pues en España no fue estrenado hasta 1977 y hasta 1982 el Tribunal Supremo no reconoció su nacionalidad española. Sin embargo durante los últimos años del franquismo el filme circuló mucho clandestinamente por cineclubs de colegios mayores, con una copia a la que se le habían amputado los créditos iniciales, por si la polícía irrumpía una de aquellas proyecciones clandestinas, nunca supiesesn que película se proyectaba. El argumento volvía a tocar los mismos temas que 'Nazarín', al proponer una feroz parábola sobre la imposibilidad de llevar una vida verdaderamente cristiana en un mundo dominado por el egoísmo y la corrupción. La película estuvo prohibida en España hasta la muerte de Franco, pudiéndose estrenar en nuestras pantallas el 9 de abril de 1977, curiosamente, un Viernes Santo.
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Protagonizada por Silvia Pinal, Jacqueline Andere, José Baviera, Augusto Benedico, Luis Beristáin y Antonio Bravo. Otra de las grandes obras maestras de Luis Buñuel, llena de humor absurdo y toques surrealistas y fantásticos. Una ácida crítica contra la burguesía, la clase social más fustigada por Buñuel, y su forma de vida, y un profundo estudio de las relaciones sociales, que alcanzan toda su pureza en un estado de aislamiento y de carencia de las condiciones que permitan una vida normal. Buñuel se ríe de sus personajes a la vez que les hace una disección, en la que Silvia Pinal es una de las atrapadas, Leticia 'La Valkiria'. La película tiene un enorme poder corrosivo.
Como tributo al triunfo artístico de la pianista Silvia (Rosa Elena Durgel), Edmundo (Enrique Rambal) y su esposa Lucía de Nóbile (Lucy Gallardo) ofrecen una cena en su honor en su gran mansión a la cual asistirá un selecto grupo de invitados de la alta sociedad de México D.F. Los preparativos están en marcha, pero los sirvientes se muestran inquietos sin razón aparente. Finalmente, uno a uno abandona la casa dejando solo al mayordomo Julio (Claudio Brook). Al finalizar la cena, los asistentes descubren que una razón inexplicable no tienen fuerza de voluntad para salir del salón, intentándose mil excusas para permanecer en él. Sin discutirlo, los invitados y anfitriones se acomodan y pasan la noche en los sillones, sillas y el piso del salón, evitando que Lucía se escape a una cita con el coronel Álvaro Aranda (César del Campo), mientras Julio el mayordomo duerme en la mesa del comedor, una habitación apartada del salón en el que todos se quedan a dormir. Por la mañana, los anfitriones y algunos de los invitados se preguntan por qué nadie intentó irse la noche anterior. Algunos invitados intentan salir del salón, pero todos retroceden o se angustian y se detienen antes de cruzar el umbral. Cuando Julio les lleva algunas sobras para el desayuno, él también queda atrapado en esa habitación. Están usando un armario como retrete y se han quedado sin agua limpia. Raúl culpa a Eduardo por su situación, pero Leticia (Silvia Pinal) defiende al anfitrión. Uno de los invitados muere durante la noche, y el Dr. Carlos Conde (Augusto Benedico) y otro comensal guardan el cadáver en un armario para que sus compañeros no lo vean y se preocupen más de lo que ya están. En el exterior, una multitud de espectadores, policías y soldados se reúne frente a las puertas de la mansión durante los días siguientes y descubre que nadie puede entrar, aunque no hay una barrera física. Los individuos atrapados obtienen agua abriendo un agujero en la pared que da a una tubería en la pared, mientras sus buenos modales continúan deteriorándose. Un número creciente de ellos se enferma y el Dr. Conde no tiene medicamentos, hasta que Edmundo le muestra un alijo de opiáceos, que algunos de los invitados roban para sí mismos. Transcurren los días y la cortesía inicial de los invitados se transforma en el más primitivo instinto de supervivencia.
El guion lo firman el propio Buñuel y Luis Alcoriza, que parecen querer reírse también de aquellos espectadores que buscan alguna explicación al tema o a escenas como la del rebaño que cruza por el lugar. Como el mismo director indicó: la mejor explicación es que no hay ninguna. La crítica que Buñuel hace al conformismo de la clase alta es punzante. A medida que los personajes se ven privados de su libertad, emergen conductas propias de animales, y egoístas que revelan la superficialidad de su existencia. Esta incapacidad de escapar de la habitación es una metáfora de cómo, a pesar de la apariencia de control y poder, los individuos están sometidos a fuerzas invisibles que los limitan, tanto en su entorno social como en su libertad personal. El simbolismo en 'El ángel exterminador' es total y aparece como uno de los aspectos más fascinantes de la película. La trama no ofrece explicaciones claras sobre por qué los personajes no pueden salir, y esta ambigüedad provoca un desasosiego en el espectador. Es, en cierto modo, una crítica al absurdo de la vida moderna y a las estructuras sociales que parecen no tener ningún propósito lógico. Cínica, polémica, divertidísima y a ratos estremecedora, es una película de primer orden en la historia del cine. Fue Premio Fipresci de la crítica internacional de Cannes y en España no se pudo estrenar hasta el 23 de diciembre de 1968.
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Protagonizada por Claudio Brook, Silvia Pinal, Hortensia Santoveña, Luis Aceves Castañeda, Enrique Álvarez Félix y Glauber Rocha. Una de las más provocadoras parábolas de Luis Buñuel, hilarante, retadora e inacabada. Luis Buñuel toca otro de sus temas favoritos, la religión y su inutilidad a lo largo de la historia. De nuevo, fe, el ser humano y sus contradicciones son temas presentes en una obra llena de humor que tiene un final ciertamente sorprendente. Silvia Pinal es aquí un diablo con forma de mujer que tiente una y otra vez al estilita subido en una columna.
Simón (Claudio Brook) es uno de los numerosísimos estilitas que proliferan en Egipto al comienzo de la Era Cristiana, santos o ascetas que, sobre lo alto de una columna, oraban en medio del desierto. A sus pies se agrupan los creyentes, a los cuales predica. Así pasa catorce años en que le suben la comida con una cuerda. Un rico devoto le obsequia una mejor columna y Simón realiza el milagro de devolverle las manos a un mutilado (Enrique del Castillo). Emprende sabrosas discusiones con los monjes; realiza milagros, ante la total indiferencia de todos, que no se los celebran; se entretiene con un pastor enano (Jesús Fernández); lucha con las tentaciones del Diablo, que se le aparece bajo la forma de una bella mujer (Silvia Pinal); bendice todo lo que ve, bueno o malo, incluso insectos. Al final Satán consigue trasladarlo al Nueva York de la época, donde Simón contempla un cabaret nocturno donde la gente, ajena a sus enseñanzas, baila desaforadamente. Sus ideales cristianos se desmoronan ante la realidad, sin poder transformarla, y el santo terminará sumido en la duda, bajo la forma de un epílogo alegórico.
La película, un mediometraje de 42 minutos, iba a constar de dos partes, una con Simón subido en su columna del desierto en los primeros años del cristianismo y una segunda en el Nueva York de los 60 a dónde le trasladaba el Diablo y donde Simón descubría como los ideales cristianos se desmoronan ante la realidad, sin poder transformarla, y como el santo terminaría sumido en la duda, bajo la forma de un epílogo alegórico. De esta segunda parte apenas queda una breve secuencia ya que problemas de producción impidieron a Buñuel que completase la película, quedando sólo los 42 minutos que rodó. 'Simón del desierto' fue el último filme de la etapa mexicana de Luis Buñuel, que posteriormente se trasladaría a Francia, donde proseguiría con su ejemplar trayectoria cinematográfica. La película fue Premio Especial del Jurado y Premio Fipresci de la crítica internacional. en el Festival de Venecia. En España estuvo prohibida y no se pudo estrenar hasta el 5 de abril de 1978.
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