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Imagen de 'Yojimbo'. RC
Joyas de las plataformas: entre el Japón de los samuráis y el Oeste de los pistoleros

Joyas de las plataformas: entre el Japón de los samuráis y el Oeste de los pistoleros

Repasamos películas que, aunque parecería imposible, tienen mucho que ver

Lunes, 12 de agosto 2024

Parecería imposible, pero he aquí dos películas que tienen mucho que ver, 'Yojimbo', de Akira Kurosawa y 'Por un puñado de dólares', de Sergio Leone, su primer spaghetti-western. Esta segunda es un remake de la primera, pero esto no siempre fue así. Leone quiso hacer un homenaje a Kurosawa, pero se negó a pagarle derechos de autor. Al no pagar derechos, surgieron problemas legales y se inició un juicio entre los productores del filme de Kurosawa y los de Leone. Finalmente la sentencia resultó favorable a Kurosawa lo que supuso un retraso de dos años en el estreno del filme de Leone en Estados Unidos, la pérdida de los derechos de distribución en Japón, Corea del Sur y Taiwán y una compensación del 15% de las ganancias generadas por la película. Y eso que 'Yojimbo' tenía ideas sacadas de la novela 'Cosecha roja', de Dasiel Hammett, sin recibir denuncia alguna. Durante toda su vida, Leone negó el plagio. Y se añade una tercera: en 1996, la historia de 'Yojimbo' fue reinterpretada —esta vez oficialmente— en la película 'El último hombre', ambientada en Estados Unidos durante la ley seca y protagonizada por Bruce Willis. Ahora con 'Yojimbo', 'Por un puñado de dólares' y 'El último hombre' en plataformas, se puede hacer una comparación y juzgarlas por uno mismo.

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    'Yojimbo' ('El mercenario') (Akira Kurosawa, 1961)

Toshirô Mifune, actor fetiche de Kurosawa como protagonista, protagoniza un drama de aventuras ambientado en el Japón de los samuráis del siglo XIX: Corre el año 1860. El surgimiento de una clase media en Japón termina con el poder que se concentraba en el shogunato Tokugawa. Un ronin que se hace llamar Sanjuro (Toshirō Mifune), antiguo samurái de la realeza, está ahora sin señor, y no tiene más amo que su propia voluntad de sobrevivir y ningún otro recurso más que su ingenio y su espada. De espíritu guasón, y con alma de aventurero buscavidas, el mercenario llega a un pequeño pueblo y busca la oportunidad de ofrecer sus servicios. Allí se entera de que la ciudad está dominada por dos bandos enfrentados: el de Ushi-Tora y el de Seibei, que pugnan por hacerse con el poder. Sanjuro siente desprecio por ambos bandos de maleantes pero, tras mostrar sus habilidades en combate, engañará a los dos ofreciéndose para que lo contraten, haciéndoles creer que tomará partido por el mejor postor. Pero él buscará, por codicia, eliminar a ambos clanes de la ciudad.

Tras 'Rashomon' y 'Los siete samuráis', Kurosawa no solo es el cineasta japonés más popular en occidente, sino todo un maestro, que lo corrobora en esta película. Conocido como un perfeccionista en sus rodajes, dedicando enormes cantidades de tiempo y esfuerzo para lograr el efecto visual deseado. En 'Rashōmon', por ejemplo, tiñó el agua con tinta negra para lograr el efecto de lluvia intensa, y terminó empleando todo el suministro de agua de la zona para crear una tormenta. En 'Trono de sangre', en la escena final en la que Toshirô Mifune es alcanzado por las flechas, Kurosawa empleó flechas reales disparadas por arqueros expertos desde cerca, que se clavaron a sólo unos centímetros del cuerpo de Toshirô Mifune. En 'Ran' hizo construir todo un castillo en las laderas del Monte Fuji, sólo para quemarlo hasta los cimientos en la escena clímax de la película. También se recuerda de él que mandó que se invirtiera el sentido del flujo de un arroyo, para lograr un mejor efecto visual, o que hizo eliminar el tejado de una casa (para tener que reponerlo después) sólo porque le pareció que la presencia de ese tejado estropeaba una breve secuencia filmada desde un tren. Su perfeccionismo también se manifestaba en su elección del vestuario: le parecía que dar al actor un traje recién hecho, restaba autenticidad al personaje. Para solucionarlo, repartía el vestuario a los actores semanas antes de la filmación, y les obligaba a usarlo diariamente para «establecer un vínculo» con la ropa.

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    'Por un puñado de dólares' (Sergio Leone, 1964)

Imagen de 'Por un puñado de dólares'. RC

Segunda entrega de la denominada «trilogía del dólar», de Sergio Leone, siempre con Clint Eastwood como protagonista, sobre el Oeste americano, que se inició con «'La muerte tenía un precio' y que concluiría con 'El bueno, el feo y el malo', las tres rodadas en Almería.

Un enigmático pistolero (Clint Eastwood) llega al pueblo de San Miguel, donde solamente reina la muerte y la violencia por la lucha que han establecido las dos familias más importantes, los Baxter, que tienen el armamento, y los Rojos, que poseen el oro. El desconocido, con el fin de establecer una paz definitiva, con la ayuda del tabernero y del sepulturero, únicos que no han tomado partido por ninguna de las dos familias, se alquila a los Baxter y a los Rojos como un hábil pistolero, con el fin de conseguir información de unos y otros para hacer valer su pistola. Da cuenta a las familias rivales de los pasos de una y de otra, para de esta forma enfrentarlas y llevarlas a la destrucción mutua, hasta que es atrapado por los Rojos, que descubren todo su plan, propinándole una paliza para que les diga dónde tienen escondida a Marisol (Marianne Koch), gran amor de Ramón Rojo (Gian Maria Volontè), que es el mayor de los hermanos Rojo. No obstante consigue escapar y con la ayuda del sepulturero, se refugia en una mina abandona, hasta que cura totalmente de sus heridas. Los Rojos, en su afán de venganza, eliminan totalmente a los Baxter, y cuando Ramón, desesperado, va al encuentro del pistolero, suena una tremenda explosión, de la que a través del humo surge nuestro héroe, entablándose entre ambos un duelo del que el desconocido sale victorioso, con lo que de nuevo la paz vuelve al casi desaparecido y muerto pueblo de San Miguel.

El filme posee una peculiar puesta en escena, una interpretación de Clint Eastwood como hombre parco de palabras, misterioso, enigmático pero eficaz en sus propósitos, una tipo de personaje que repetiría hasta la saciedad, y una excelente banda sonora de Ennio Morricone. Leone creó la base del spaghetti-western con esta película, que, si no fue el primero, si que fue el que tuvo más amplia difusión internacional.

Aunque muchas localizaciones re rodaron en la zona del Cabo de Gata, en Almería, la película también se rodó en Hoyo de Manzanares (Madrid), donde se construyó to un poblado del Oeste,​ así como en Aldea del Fresno (Madrid) en la madrileña Casa de Campo y los Estudios CEA de la capital

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    'El último hombre' (Walter Hill, 1996)

Imagen de 'El último hombre'. RC

Walter Hill trasladó la acción de 'Yojimbo' de Kurosawa a un pueblo de Texas del año 1930, en plena ley seca, cuando una botella de whisky valía más que una vida humana, con Bruce Willis como gran protagonista. Un remake debidamente acreditado y con todos los permisos, que muestra la fuerza de Kurosawa como creador de historias.

Jericó (Texas), 1931. Un polvoriento pueblo de edificios de madera y calles sin asfaltar ha dejado a los viejos cowboys para dar paso la los gángsters de Chicago que viajan hasta allí para controlar el tráfico ilegal de licor que pasa a través de la frontera mexicana. Doyle (David Patrick Kelly) y Strozzi (Ned Eisenberg) son los líderes de las dos bandas rivales en el pueblo. Al igual que sus jefes en Chicago, están dispuestos a lo que sea por conseguir el próspero negocio del alcohol ilegal en esta parte de la frontera. Y, al igual que en los tiempos del viejo oeste, rige la ley del más fuerte. El sheriff Ed Galt (Bruce Dern) es un tipo sin escrúpulos al que no le importan los problemas del pueblo, donde es inevitable que esté dominado por la corrupción cuando el alcohol está prohibido, lo que provoca permanentes enfrentamientos. Pero un día llega al pueblo un misterioso desconocido que busca un sitio donde pasar la noche y que se hace llamar John Smith (Bruce Willis). Tiene pinta de expresidiario y lleva encima todo un arsenal. Rápidamente nota lo que pasa en el pueblo cuando conoce al siniestro esbirro de Doyle, un tipo llamado Hickey (Christopher Walken). A pesar de que Jericó atraviesa una tregua temporal entre las bandas que ha callado las armas de los gángsters y que ha disminuido el trabajo del enterrador, el desconocido Smith decide trabajar como mercenario al servicio de ambas bandas. A las dos traiciona de forma maquiavélica, en un desesperado intento de conseguir la paz en el pueblo. Mientras orquesta la destrucción de ambos sindicatos del crimen en varios tiroteos terribles, Smith lucha por ser el último hombre en pie.

Como anécdota cabe destacar que Elmer Bernstein compuso para la película una banda sonora que después no se emplearía, ya que Hill utilizó otra banda sonora que había creado Ry Cooder.

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