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El cine nos ha mostrado el fin del mundo de todas las formas posibles: guerra atómica, pandemias apocalípticas, invasiones extraterrestres, meteoritos zombis, vampiros, monstruos depredadores... En muchos casos siempre hay un héroe que logra salvar a la humanidad. Pero ¿y si no hubiese ninguno? ¿Y ... si los humanos se enfrentasen al final de la civilización con resignación y melancolía, sin abandonar sus quehaceres cotidianos? He aquí dos joyas que muestran una visión tranquila y sin histerismos ante un inevitable final.
Protagonizada por Gregory Peck, Ava Gardner, Fred Astaire, Anthony Perkins y Donna Anderson, ss una historia post apocalíptica que muestra el destino de los seres humanos en Australia tras el holocausto nuclear de la III Guerra Mundial, cuyo escenario fue el hemisferio Norte donde ha desparecido todo vestigio de vida. Sin embargo, la nube radiactiva producida por las bombas nucleares va llegando a Australia. El gobierno reparte venenos para el suicidio para evitar una muerte lenta por la radiactividad. Se trata de un film pesimista y ofrece una visión sin esperanza del final de la humanidad y analiza cómo reaccionan ante esta situación extrema los distintos personajes.
Tras una guerra atómica en el hemisferio Norte, el submarino atómico estadounidense Sawfish llega a Melburne comandado por Dwight Towers (Gregory Peck), con la misión de que probara la teoría de que la disminución de la radioactividad puede ser una media eficaz y factible. De no ser así, a Australia le quedan seis meses para sobrevivir antes de ser destruido por la misma radioactividad que ha destruido el hemisferio Norte. El teniente Peter Holmes (Anthony Perkins) y el físico nuclear Julien Osborne (Fred Astaire) están también a bordo del Sawfish. Peter y Mary Holmes (Donna Anderson) dan una fiesta en honor del comandante, donde este conoce a una mujer australiana llamara Moira Davidson (Ava Gardner), deseosa de gozar de lo que queda de vida. Julien Osborne, a pesar de todas las evidencias, persiste en si idea de que su esposa y sus hijos están vivos todavía, y rechaza el afecto que le ofrece Moira. Se efectúa una expedición a bordo del submarino después de que Julien compruebe que Australia será destruida por una radiactividad que avanza imparable, hacía la ciudades de San Francisco o San Diego, de donde procede una extraña señal de radio. Pero tras comprobar que en san Diego no queda ninguna forma de vida, y de regreso a Melburne, Dwight se reúne de nuevo con Moira en la finca del padre de ésta. Allí se confirma que están totalmente enamorados el uno del otro. Cuando los tripulantes del submarino empiezan a notar los síntomas de la radiactividad, se pone a votación el regreso a los Estados Unidos. Peter y Mary se resignan a la muerte y se disponen a esperarla juntos; Julien toma una trágica determinación y Moira y Dwight se separan.
Filme pesimista que ofrece una visión sin esperanza del final de la humanidad y analiza cómo reaccionan ante esta situación extrema los distintos personajes. La banda sonora está casi íntegramente basada en el himno oficioso de Australia 'Waltzing Matilda'. Surgida en plena guerra fría, esta película se establece una crítica hacia la locura de la humanidad con las armas atómicas. La película fue nominada al Oscar a la mejor música y al mejor montaje.
Protagonizada por Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, John Hurt y Alexander Skarsgard. El danés Lars Von Trier firma un melodrama romántico muy contenido, envuelto en música de Wagner, con un interesante estudio de personajes, y con cierto tono de drama psicológico para, poco a poco, ir introduciendo la amenaza exterior: Una estrella del cielo que brilla más, la inquietud de los caballos de las cuadras que presienten un peligro, el corte de corriente eléctrica, los cálculos sobre si planeta Melancolía que aparece de repente chocará o no con la Tierra. Todo ello durante los festejos de una boda en una apartada casa de campo. El resultado es una película en el que la ciencia ficción se dispone a chocar contra un drama de dimensiones y estilización cósmica.
El prólogo son unas bellísimas imágenes del sistema solar en el que un planeta se estrella contra la Tierra y se produce el fin de la vida en nuestro planeta, con los pájaros cayendo muertos desde el cielo. La película retrocede después al terreno del melodrama: Justine (Kirsten Dunst) y Michael (Alexander Skarsgard) dan una suntuosa fiesta para celebrar su boda en casa de la hermana de la novia, Gaby (Charlotte Gainsbourg), y de su marido John (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía, que estaba escondido tras el Sol, aparece de repente y avanza hacia la tierra. Al principio parece una curiosidad verlo en el cielo, mientras que los científicos aseguran que pasará cerca de la Tierra pero que no colisionará con ella. Pero conforme pasan las horas la amenaza se vuelve cada vez más real. Los caballos se inquietan, la luz se corta, incluso un alambre rudimentario con el que se calcula la órbita de Melancolía, predice la catástrofe.
Otras joyas de las plataformas
A Lars Von Trier le interesa sobre todo realizar un estudio de personajes, y esto está perfectamente logrado, desechando cualquier despliegue de efectos especiales. La película, que aparece cada vez envuelta en una mayor e irremediable tristeza y melancolía (que juega con el título pues el amenazante planeta también se llama Melancolía), obtuvo el premio a la mejor actriz (Kirsten Dunst) en el Festival de Cannes.
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