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Solo Hollywood podía desarrollar una película como 'Twister' (Jan de Bont, 1996), acerca de un grupo de cazadores de tormentas, y salir indemne del proceso. Porque el planteamiento original de la cinta escrita por Anne-Marie Martin y su esposo Michael Crichton, en pleno pico de popularidad tras la magnífica 'Jurassic Park', era relativamente difícil de digerir: una pareja inmersa en un proceso de divorcio, ella (Helen Hunt), meteoróloga con un trauma infantil; él (Bill Paxton), antiguo cazador de tormentas y ahora reportero del tiempo; une fuerzas para desarrollar un sistema que libere cientos de sensores en el centro de un tornado con el fin de dar unas mejores métricas de lo que ocurre en su interior y diseñar así un sistema de alertas más eficiente y avanzado. En su misión, se topaban con Jonas Miller (Cary Elwes), el villano de la función, un meteorólogo y cazador de tormentas, bastante engreído y arrogante, con similares objetivos y aviesas intenciones.
El caso es que el éxito de la cinta resultó incuestionable. Con un coste de 92 millones de dólares, la película recaudó en todo el mundo más de 494 millones de dólares, merced a unos impresionantes efectos especiales -en aquellos momentos los efectos generados por ordenador de los que hacía gala eran muy novedosos- y a un sonido espectacular, departamentos ambos por las que estuvo nominada a los Oscar.
Veintiocho años después, la película se convierte en franquicia con 'Twisters', que desembarca este miércoles en los cines. Dirigida por Lee Isaac Chung, a diferencia de otras producciones que retoman viejos personajes como ancla para los espectadores más talludos, esta suerte de 'reboot' se olvida de los viejos personajes y construye una nueva historia partiendo de un esquema muy similar, en una prueba más de que los grandes estudios tratan de jugar sobre seguro.
Como en la original, la historia de 'Twisters' comienza con una tragedia que ocurre en los años universitarios de Kate Cooper (Daisy Edgar-Jones), una joven cazadora de tormentas que trabaja, junto a sus amigos y su novio, en un proyecto becado para detener tornados. En dos 4x4, el equipo se dirige de lleno a un vendaval para poner a prueba el experimento de Kate y recabar los datos. Es una secuencia vibrante, llena de dramatism y de obligado visionado en el cine, no solo porque la tempestad en una gran pantalla gane enteros sino porque las butacas retumban con un sonido ciertamente abrumador.
La acción avanza entonces cinco años en el tiempo. Kate ha dejado a un lado la aventura y se dedica ahora a estudiar los patrones de las tormentas desde la seguridad de su oficina en Nueva York. Hasta que Javi (Anthony Ramos), uno de sus viejos amigos, conocedor de las habilidades innatas de Kate, vuelve a irrumpir en su vida. Socio de una nueva empresa que pretende escanear un tornado en tres dimensiones para diseñar un nuevo sistema de alertas que proteja a la población, le pide a la joven que lidere a un grupo de ingenieros y técnicos para lograr su objetivo. Allí se cruza con Tyler Owens (Glen Powell), un cazador de tormentas temerario y toda una superestrella de las redes sociales, que ha levantando una gran comunidad persiguiendo tormentas junto a su estridente equipo. A medida que la temporada de tormentas se intensifica, Kate, Tyler y sus equipos competirán entre sí por acercarse más a los múltiples sistemas de tormentas.
Con un reparto algo más joven, 'Twisters' es en esencia la misma historia de antaño adaptada a los nuevos tiempos -hay, claro está, drones para vigilar el curso de las tormentas-, con un puntito si cabe más hortera -el country lo inunda todo y una de las secuencias más espectaculares se desarrolla en un rodeo americano-. La cinta se desempeña bien cuando la acción lo domina todo, con vistosos paisajes y escenas espectaculares y bien planteadas, pero se vuelve algo más torpe cuando la narración se ralentiza, se abordan los traumas pasados, se escenifican los triángulos amorosos o se sobreexplican los fenómenos meteorológicos o los experimentos -a veces parece un capítulo de CSI-, con algún que otro giro ligeramente sorprendente que atañe a los prejuicios.
Y resulta raro, porque si de algo sabe Lee Isaac Chung, responsable de películas como 'I Have Seen My Last Born' o 'Minari: historia de mi familia', es de dar peso y hondura a esos momentos más intimistas. No en vano, el cineasta reconoce que 'Twisters' ha sido su mayor salto, acostumbrado a hacer películas independientes de poco presupuesto. «Crecí en el noroeste de Arkansas, en la frontera con Oklahoma. Los tornados fueron una gran realidad para mí. Cuando los productores se acercaron con esta idea, me sentí honrado y aterrorizado, pero la película, con aquellos hombres corriendo hacia la tormenta, encarna lo que me inspiró a aceptar el desafío. Quería correr hacia mis miedos y no alejarme de ellos», explica el cineasta en las notas de producción.
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