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Lucky (Celeste O'Connor), Trevor (Finn Wolfhard), Lars Pinfield (James Acaster), Podcast (Logan Kim) y Ray (Dan Aykroyd). Jaap Buitendijk
'Cazafantasmas: imperio helado', una sosa secuela

'Cazafantasmas: imperio helado', una sosa secuela

Gil Kenan dirige la continuación de 'Más allá', una floja aventura de corte familiar donde la comedia se presenta cada vez más diluida e insulsa

Iker Cortés

Madrid

Miércoles, 20 de marzo 2024, 14:00

El público no fue benévolo con 'Cazafantasmas' (Paul Feig, 2016), el 'reboot' de la franquicia protagonizado por Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones. Y fue una pena porque la cinta, que seguía los pasos de cuatro científicas en su lucha contra los ... espectros, era una brillante actualización de 'Los cazafantasmas', el largometraje que Ivan Reitman dirigió en 1984. La película mantenía ese humor adulto y cínico que Reitman, presente también en la sala de escritura de esta relectura en clave femenina, supo plasmar en los personajes de la original. Es cierto que aquel largometraje olvidaba las historias y a los protagonistas de las dos entregas anteriores -los actores hacían cameos encarnando a otros personajes-, pero el espíritu era fidelísimo.

Tras el estrepitoso fracaso del 'reboot' -recaudó 229 millones de dólares en todo el mundo, quedándose lejos de los 300 que Sony había invertido entre presupuesto y promoción-, Sony puso a descansar la marca hasta que en 2021, quizá espoleada por el éxito de series y películas ambientadas en los ochenta, reflotó la marca de la mano de Jason Reitman, el hijo de Ivan Reitman. Así surgió 'Cazafantasmas: más allá', un nuevo relanzamiento de la franquicia que se olvidaba de la divertida cinta protagonizada por mujeres y ponía el foco en una madre soltera (Carrie Coon) y sus dos hijos, Trevor (Finn Wolfhard) y Phoebe Splenger (Mckenna Grace). Al llegar a una pequeña ciudad, los chavales descubrían su conexión con los cazafantasmas originales y el legado secreto que su abuelo, Egon Spengler, dejó tras de sí.

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El resultado era estimable, aunque el tono de las dos primeras entregas se había perdido por completo. 'Cazafantasmas: más allá' era una película más seria, cine familiar de aventuras, en el que la comedia estaba presente, sí, pero de otra manera y mucho más diluida en el conjunto. Los puntos fuertes de la historia estaban en el ansia de descubrimiento de unos chavales entusiasmados con cacharros tecnológicos imposibles, la nostalgia -Bill Murray, Dan Aykroyd y Winston Zeddemore volvían a dar vida a los cazafantasmas originales y hasta Sigourney Weaver tenía un papelito, otra vez como Dana Barrett- y en las dinámicas que se establecían con Gary (Paul Rudd), el profesor de Phoebe, que estaba llamado a convertirse en el padrastro de los críos.

«Aprecio y respeto»

Este viernes llega a las pantallas 'Cazafantasmas: imperio helado', una secuela directa de aquella película. Detrás de las cámaras se sitúa esta vez Gil Kenan, pues el fallecimiento de Ivan Reitman impidió a su hijo Jason llevar las riendas del proyecto. ¿Cómo afrontó esa responsabilidad? «No es algo que se haga con ligereza, se hace con una gran responsabilidad, aprecio y respeto», respondía el pasado lunes en una mesa redonda con periodistas para presentar la película. «Jason es mi mejor amigo, somos además socios creativos y yo estaba ahí como testigo cuando él recogió el testigo de su padre y les vi trabajar juntos. Obviamente yo no soy un Reitman, así que mi relación con 'Cazafantasmas no es como miembro de la familia sino como fan y apasionado del cine», contaba quien vio la primera entrega en el cine cuando tenía siete años.

Tres fotogramas de la película.
Imagen principal - Tres fotogramas de la película.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de la película.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de la película.

A su juicio, dos son las razones por las que la franquicia sigue vigente cuarenta años después de que se estrenara la primera cinta. Por un lado, la puesta en marcha de historias secundarias, ya sea a través de animación o juguetes, cuyas aventuras «los fans han seguido asociando a aquellos personajes». Por otro lado, su particular tono y adn donde se combinan «una historia, con unos personajes, muy sólida y muy enraizada, un humor irreverente y una amenaza sobrenatural a la que se enfrentan y que hay que tomarse en serio porque se arriesga todo con esa amenaza. La alquimia de esos tres elementos es la que ha creado algo muy dinámico que hace que el publico reaccione realmente».

Esta vez la ficción recupera Nueva York como escenario para esta nueva entrega que arranca con una secuencia ambientada a principios del siglo XX que pone en sobreaviso al espectador y que muestra cómo los bomberos acuden una extraña llamada del club de los aventureros. Una vez allí, descubren que todos los presentes han sido congelados a excepción de una mujer que porta un extraño artefacto.

Saltamos entonces al presente. Los nuevos cazafantasmas, Callie, sus hijos Trevor y Phoebe, y Gary son ya un equipo totalmente engrasado que van a la caza de una nueva criatura. La atrapan pero no sin antes destrozar varias marquesinas, un par de vehículos y un puesto de bicicletas. Tras los incidentes, el alcalde obliga a Phoebe, todavía una menor, a dejar a un lado la cacería de fantasmas, mientras amenaza al resto de la familia con poner fin al negocio. Lo que no se imaginan es que un nuevo espectro puede acabar sumiendo Manhattan bajo el frío hielo.

Trama familiar

Así comienza esta historia cuyas principales tramas giran en torno a la familia. Por un lado, la nueva posición de Gary, que deberá empezar a ejercer de padre y poner normas, por el otro, las ganas de crecer de Phoebe, obligada a dejar la caza de fantasmas por ser una niña. Es quiza esta última historia, la de una joven totalmente perdida al verse apartada de todos sus objetivos vitales, la más interesante por las consecuencias que acarrea. Mientras tanto, los otros dos personajes de la familia se presentan totalmente desdibujados. Trevor acaba de estrenar los 18 años y está empeñado en atrapar a Moquete, Callie, por su parte, sigue poniendo el sentido común a tan peculiar cuarteto.

Con estos mimbres se teje esta continuación con algún que otro hallazgo -la idea de ese laboratorio donde se está experimentando con fantasmas-, pero más bien sosa, insulsa y plana, donde el humor y la nostalgia apenas funcionan. Ni las escenas de Moquete, ni ver de nuevo a Bill Murray, Dan Aykroyd y Winston Zeddemore con la mochila de protones a la espalda son recompensa suficiente para una historia tan floja en la que solo el personaje de Nadeem Razmaadi, encarnado por Kumail Nanjiani, aporta algo de frescura y riqueza al conjunto.

Y es que es este personaje el que recupera parte de las señas y la identidad de las películas de los ochenta. «Es el típico neoyorquino, que no tiene creencia alguna sobre cosas sobrenaturales, pero que es decendiente de una saga de cazafantasmas, una historia y mitología que nos permite conectar pasado, presente e incluso futuro de la saga», explicaba Kenan. El director hacía hincapié en que en la franquicia el desafío «lo toman personas normales, como las que se sientan en el cine a ver las películas, no heroes con capa, sino personas que tienen el valor para enfrentarse a lo sobrenatural».

Eliminada la variable del descubrimiento, que tan bien artículo 'Cazafantasmas: más allá', queda la aventura y en este sentido tampoco parece inteligente quemar los cartuchos más importantes al inicio de la película, pero en 'Imperio helado' ocurre exactamente así y es una pena. La franquicia tiene una clara vocación de continuidad, pero para ello es necesario que las películas tengan algo más de chicha, algo de lo que esta carece.

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