'La casa', emoción del cómic al cine

«Emocionante, muy sutil, con muchos hallazgos gráficos y narrativos. Me ha puesto la piel de gallina», comentaba en su día el artista Javier Mariscal sobre el cómic elaborado con mimo por Paco Roca, editado por Astiberri en 2015. Desde su irrupción en las librerías y tiendas especializadas, sus páginas se llevaron algunos trofeos de peso, entre ellos el Premio Eisner a la mejor edición de material internacional. Los tres hermanos protagonistas del relato vuelven un tiempo después de la muerte de su padre a la casa familiar donde crecieron. Su intención es venderla, pero con cada trasto que tiran se enfrentan a los recuerdos. Temen estar deshaciéndose del pasado, del recuerdo de su padre, pero también del suyo propio. Se perciben en la obra de Roca ecos autobiográficos que surgen de una necesidad de contar una situación que tocó de cerca al autor valenciano, tal y como ya le sucediera con 'Arrugas'.

Ahora, 'La casa' es una película en manos de Montoya -mención especial del jurado en el festival de Sundance por el cortometraje 'Como conocí a tu padre'-, quien aprovecha la materia prima de partida sobre papel para ahondar más en algunos temas básicos como la familia, fuente de inspiración de grandes obras del séptimo arte. David Verdaguer, Goya este año por su mimética representación de Eugenio en 'Saben Aquell', encarna al sosias del dibujante, aquí un escritor de éxito. Óscar De la Fuente, Luis Callejo, Olivia Molina, María Romanillos, Lorena López, Marta Belenguer, Jordi Aguilar, Miguel Rellán y Tosca Montoya completan el inspirado reparto, un clan no siempre bien avenido que se junta un fin de semana con el objetivo de discutir los pormenores para deshacerse de la simbólica vivienda patriarcal. Surgen los reproches, los secretos y deseos, en un mar de recueros que afectan emocionalmente a los protagonistas.

Con un tono agridulce salpicado de humor -descacharrantes los momentos protagonizados por la deslenguada niña pequeña, interpretada por la hija del director-, 'La casa' reflexiona sobre la herencia y la caducidad de las relaciones y el ser humano. Cine de cómic, cómic de cine, con música del prolífico y siempre efectivo Fernando Velázquez. Cuando su ocupante desaparece para siempre, el contenido de la casa se paraliza por el polvo esperando que alguna vez su dueño regrese. Pero quizás nunca lo haga. Conmovedora la interpretación de Callejo, en algunos flash-backs con look vintage integrados con acierto. El buen hacer del equipo artístico es notable, con algunos momento memorables con Rellán aportando su indudable carisma melancólico. Sobresale De la Fuente, en un papel antipático que deriva en lo contrario, bien secundado por Belenguer, su esposa en la pantalla. Verdaguer no luce como se le espera, pero cumple con el rol principal del casting coral. Montoya logra replicar visualmente algunas viñetas del cómic -ahí está el cartel-, homenajeando el trabajo de Roca. Como curiosidad, la casa que sale en el filme es la original, convenientemente retocada por el equipo de arte.

«Un emocionante último paseo juntos de un padre y un hijo, es también el libro que ha permitido a Paco Roca dibujar el Tiempo que se va, o que se fue, o que se irá», palabras en boca del añorado escritor Fernando Marías que pueden extenderse, inequívocamente, a la película firmada por Montoya. Un estreno a tener en cuenta.