Secciones
Servicios
Destacamos
Tras encadenar cuatro series, Bárbara Goenaga (San Sebastián, 1983) estrena este 4 de noviembre en los cines 'Para entrar a vivir', una comedia de Pablo Aragüés y Marta Cabrera que se desliza hacia el terror coprotagonizada por Gorka Otxoa, en la que dan vida a ... una pareja que encuentra el piso de sus sueños: cualquier cosa que pidan entre sus paredes se materializa. La actriz reconoce vivir una época feliz tras alejarse de las redes sociales y dejar de estar en el ojo público despues de que su pareja, Borja Sémper, abandonara la política hace casi tres años.
–'Para entrar a vivir' ilustra el peligro de encontrar el piso de nuestros sueños.
–Habla de la ambición de nuestra generación, con esta pareja a la que todos los pisos le parecen pequeños y oscuros. Hasta que encuentran la casa de sus sueños. Pero tiene trampa.
–Si por usted fuera, se iba al campo a vivir.
–Tampoco tiene mucho mérito, ya he vivido en el campo. Me conozco los trucos. Podría estar meses sin ver a nadie viviendo sola en el campo. Se habla mucho de la España vaciada, pero es que todos queremos vivir y trabajar en el centro de la ciudad. Y hay otras posibilidades de vida.
–Ha encadenado cuatros series seguidas: 'No te puedes esconder', 'Supernormal', 'Sin límites' y 'La noche más larga'. Las plataformas aseguran casi el pleno empleo de los actores.
–Ha habido un cambio natural. La pandemia ayudó mucho, todos en casa necesitábamos ficción, respirar y poder vivir otras vidas que no fueran la nuestra. Egoístamente, de repente es mucho más fácil trabajar. Es difícil encontrar un buen equipo libre para empezar una peli o una serie. Y eso no podemos decir que sea malo. ¿Cómo va a acabar esto? No lo sé.
–¿Insinúa que la burbuja de las series estallará?
–No tengo ni idea. Solo sé que hay muchas series y todas se ven, hay mucho público también. Trabajamos más en casa, nos hemos acostumbrado a verlas en pantallitas, los capítulos cada vez son más cortos... No tengo tan claro que no haga falta tanta ficción.
–Hace 30 años de su primera película, 'Los años oscuros', aunque con 3 años ya aparecía en 'Bai horixe'. ¿Cuándo empezó a considerarse actriz?
–En 'Bai Horixe' hacía de niño, ya actuaba, ja, ja. Después de toda la vida haciendo esto, cuando estoy de papeleo y me preguntan la profesión todavía me cuesta decir actriz. Me resulta difícil considerarme actriz, sigo creyendo que lo que acabo de hacer va a ser mi último trabajo. No sé si es por la inseguridad de este oficio tan inestable, en el que de pronto te quiere todo el mundo a la vez y después no te llama nadie.
–Las dudas continúan.
– Siempre, aunque llega un momento en el que te tienes que acostumbrar a ellas, que es cuando dejas el ego de lado. Entonces te da igual lo que piense la gente y esperas a que te llamen.
–Fue madre con 26 años, lo que le obligaría a hacer equilibrios en la profesión.
–Absolutamente, pero con treinta y pico me hubiera pasado lo mismo. Oigo a muchas actrices que esperan a consolidarse para ser madres. ¿Qué es eso? Te consolidas un momentito y luego te vuelves a desconsolidar. Es complicado ser madre y actriz. No tienes una nómina fija, no tienes paro, te quedas embarazada y no hay baja maternal... La conciliación es muy complicada, a no ser que tengas mucha ayuda y gente maravillosa alrededor. Con 26 años tenía cierta inconsciencia y una energía que me ayudó y que ahora no tengo.
conciliación
retirada de la política
–¿Su concepto del éxito es diferente siendo madre y actriz?
–Absolutamente. La percepción que tenemos del éxito es solo profesional, llegar a lo más alto. Yo creo que el éxito es otra cosa, ser feliz con lo que tienes, por ejemplo. En mi caso, poder compaginar. Yo soy muy ambiciosa en mi vida: en mi cabeza, en mis tres hijos, en mi chico, mi familia. Que ellos estén bien es el éxito. Trabajar en Hollywood y ganar tres Oscar no me haría más feliz.
–Abandonó Twitter, habrá ganado en calidad de vida.
–No sé cómo explicártelo... Me dio pena por dejar de estar en contacto con gente, pero no vivía en esa frecuencia. No me sentía cómoda con el cabreo constante, la maldad... Y discutiendo con alguien que no sabes quién es. Bastante me cuesta el día a día. Yo necesito sororidad de verdad, que me abracen.
–Me cita un término, sororidad, en estos días en que estamos a vueltas con el feminismo.
–Para mí, el feminismo es estar ahí hasta con las mujeres con las que menos te entiendes. Cuando una mujer dice: 'no soy feminista ni machista', pues yo voy a estar contigo y te voy a abrazar. Feminismo es respetar y cuidar, no atacar para que se te echen encima. Con tus amigas no gritas en la calle...
–Tras el abandono de la política de su marido, ¿les ha cambiado la vida?
–Sinceramente, ya ni me acuerdo. Nos volvimos a Madrid y ahora somos dos personas más en la calle, lo de 'herri txiki infernu haundi' que se dice es un poco verdad. En Donosti era muy complicado... Ahora todo es muuucho más tranquilo. Ya no me pueden decir que mi marido es del PP. Vivimos ajeno a todo aquello.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.