Con todo el lío de la búsqueda de apoyos para los nuevos Presupuestos, las voces que acusan a Sánchez de plegarse a los deseos ideológicos de su vicepresidente segundo no se han hecho esperar. La última ha sido Arrimadas, que ha lanzado la siguiente advertencia ... al Ejecutivo: «Sánchez debe imponerse a Iglesias y escuchar a los ministros que quieren pactar con nosotros». A lo mejor es cosa mía, pero no termino de entenderlo. Lejos de esa visión ficticia en la que Pedro actúa cohibido por el yugo bolivariano de Pablo, la realidad es bien distinta: Unidas Podemos, donde tanto se ha repetido aquello de ser una fuerza política nacida para gobernar, ha terminado por diluirse en un Consejo de Ministros que ya solo los necesita como muleta.

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A la retención ilegal de migrantes en Canarias, el silencio cómplice con Marruecos al respecto del Sáhara o el impago sistemático del tan cacareado Ingreso Mínimo Vital se suman ahora los derechos fundamentales de las verdaderas vacas sagradas de nuestra sociedad, en palabras del antropólogo Marvin Harris: los automóviles. Reyes Maroto, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, acaba de anunciar que el Gobierno destinará el 14% de los fondos europeos Next Generation –alrededor de 10.000 millones de euros– al sector de la automoción. Aitor Esteban, por su parte, confirmó hace unos días que el PNV había llegado a un acuerdo con el Ejecutivo para eliminar impuesto al diésel. Pese al parón que ha supuesto la pandemia, el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzará un nuevo récord en 2020, pero eso es indiferente para quienes gobiernan con un ojo puesto en aquellos que se manifiestan en su contra tocando el claxon de sus coches de lujo.

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