El tiempo entre certezas

Los expertos de todo tipo, en este contexto, crecen como setas, y cada vez es más difícil defender una postura que implique desconfianza hacia las palabras del catedrático de turno, de un medio de comunicación o de los datos ofrecidos por según qué organismos. Sin embargo, los ejemplos de países embusteros son numerosos, y quienes insisten en fiarse sólo de las fuentes oficiales, desde un pedestal aparentemente ilustrado, caen en aquello que critican: tratan de rellenar su orfandad informativa con una solidez basada en instituciones a las que el tiempo se ha encargado de desacreditar. Me pregunto qué papel juegan hoy los ciudadanos que, pese a estar bien informados, no necesitan toneladas de datos inútiles para construirse su propia visión sobre las cosas; los que aplican el pensamiento crítico para filtrar la información que reciben; los que huyen de las respuestas mesiánicas y observan su entorno desde un sano escepticismo. Si no lo ven claro, recuerden lo que le dice Reg al protagonista de 'La vida de Brian': «Yo digo que eres el Mesías, y de eso entiendo, porque he seguido a varios».