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El otro día reíamos en casa por algo que un amigo soltó sobre el asesino Tomás Gimeno. Un chiste de mal gusto. Pero muy gracioso. Algo que no escribiría por aquí, ni reproduciría en público fuera de la seguridad de mi círculo. Lo de Ortega ... Lara en 'El Jueves' no tiene gracia. Otra cosa es que sea repugnante. Y como si no hubiera un intento de demolición contra Vox, van estos y señalan al editor de RBA. Como si algunos simpatizantes de Vox no tuvieran la cabeza en los pies. También los de la izquierda que hace el bien. Ya me dirán el grito de «Ayuso, fascista, estás en nuestra lista» por el asesinato en La Coruña del joven Samuel. Un rebuzno colectivo.
No hay más límite para el humor (me da vergüenza escribir semejante perogrullada) que el hecho de que algo sea gracioso o no. Y por encima, el Código Penal. Denuncia a 'El Jueves' si crees que ha ido contra la ley. Señalar tampoco es nuevo. Recuerden lo de 'La noria' cuando fue la madre del Cuco (implicado en el crimen de Marta del Castillo). Un inquisidor aficionado consiguió subvertir la esencia de la audiencia televisiva. Se quitó al espectador su verdadero poder, el mando a distancia. Hala, no vas a ver más 'La noria' porque hemos asustado a los anunciantes con la escoba del tren de la bruja.
Ay, la bomba de 'El Papus' (por una portada al año de la muerte de Franco). Pues recordemos también Ley de Defensa de la República de Azaña en el 31. Censura y control de prensa. Suspensión e incautación de más de cien publicaciones. Se sancionó a un diario de Ávila por reclamar la entrada gratuita a los museos los domingos. A Casares Quiroga le pareció que eso era una «campaña contra la República». Menudos burrancos. ¿Pero señalar?
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