Segunda enmienda

En 1791, Carlos IV llevaba tres años en el trono español y estaba aterrorizado. Su secretario de Estado, el conde de Floridablanca, se había inventado un «cordón sanitario» para tratar de frenar la marea revolucionaria francesa. El pánfilo de Luis XVI, con el cuello todavía ... en su sitio, acababa de aceptar a regañadientes la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Los nobles elegantes llevaban pelucas blancas, se untaban la cara con polvos de arroz y vestían largas levitas de colores vistosos. Usaban mosquetones, unas armas de caño largo que se cargaban por delante. En Estados Unidos, George Washington era presidente. Florida, Texas y la Luisiana eran posesiones españolas y más allá del Misisipi vivían los pies negros, los arapajoes, los sioux y toda esa gente que atacaba diligencias en las películas de John Ford.