Ni la nueva política ni la feminización de la política parecen haber dejado atrás el patriarcado, sea eso lo que sea. Detrás de Mónica García está Errejón y detrás de Ayuso, Pablo Casado. A veces literalmente, como Casado al hacer 'photobomb' con su careto sonriente ... a la espalda de Ayuso cuando la noche electoral la estaban entrevistando. Hago zas y aparezco detrás. El 'photobomb' es joder una foto. Resulta fascinante que Casado (y Teodoro) puedan creer que el triunfo de Ayuso tiene algo que ver con ellos. Hay mucha gente que no piensa votar a Casado y ha votado a Ayuso. Claro que estamos en una partidocracia, claro que la designó él como candidata (pero después de que otros dijeran que no). Y anda que si Ayuso es «puro PP» más vale que revisen esa pureza. Ayuso es pura Ayuso. Y donde no hay no se puede sacar. Y no se puede imitar ni extender la intuición ni la actitud de ella por lo ancho de España, ni siquiera aunque montes una Escuela de Imitadores de Ayuso y pongas a la propia Ayuso de motivadora como Tom Cruise en 'Magnolia'. Una escuela como aquella academia de seducción (de señores ricos) que montó Bienvenida Pérez.

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Pese a su delgadez, tanto Pablo Casado como Íñigo Errejón (cuatro días de trabajo aquí, tres comidas diarias en Venezuela) han sacado barriga por sus chicas. Y parecen Willy, el marido de Colette, y Gregorio Martínez Sierra, el marido de María de la O Lejárraga, atribuyéndose sus escritos. Firmándolos con todo su cuajo. En este caso, atribuyéndose los méritos de Ayuso y García, que, aunque a muchos les parezcan discutibles, son suyos. Con esto sí que tiene razón Groucho: «Sólo un hombre de cada mil es un líder de hombres; los otros 999 siguen a las mujeres».

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