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Las manifestaciones ecologistas de la huelga mundial por el clima han dejado imágenes emocionantes, pero también una colección de exabruptos llenos de bilis escupidos por un ejército de ancianos prematuros. Estas barbaridades, que siempre dicen más de quien las emite que de quien las recibe, ... se dirigen hacia una chica sueca de dieciséis años que ha decidido plantarse frente a aquellos que le niegan el mañana. El desprecio por las generaciones posteriores a la propia es un clásico: perder la juventud estimula la envidia hacia quienes apenas ven nada al volverse hacia atrás y todavía no atisban el horizonte al mirar hacia delante. Sin embargo, estos chavales sí tienen un confín frente a sus narices, y no se resignan a un futuro de escasez y refugiados climáticos.

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