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Qué suerte no haber triunfado. No sé, en la literatura con un libro diferente. Puedes escribir de unos amigos tuyos que llevan muchos años juntos y que te acaben llamando «representante pop de la Sección Femenina», que, en el caso de Ana Iris Simón, por ... su juventud, le viene tan lejos como llamarla tricoteuse ante la guillotina. Contemplo entre divertida y patidifusa los comentarios de Antonio Maestre sobre las columnas de Ana Iris, que suelen estar en los alrededores y campo argumental de su libro 'Feria'. Él es un periodista de izquierdas. Ella una escritora que tiene que pedir permiso para ser de izquierdas o para ser de pueblo. Y dar explicaciones si Abascal decide pasear con su libro por el Congreso. No sé dónde está lo reaccionario en glosar un amor de toda la vida. Abnegación, diría el periodista. ¿Entonces Meryl Streep no bajándose del coche para irse con Clint Eastwood también es de la Sección Femenina?
Me gusta mucho 'Obsesión', de Douglas Sirk. Rock Hudson, sintiéndose culpable por haber dejado ciega a Jane Wyman, se hace médico para curarla. La obsesión de Maestre con Ana Iris no sirve para nada. Viene de lejos. Calificó el discurso en el que ella criticaba a Sánchez como «izquierda lepenista». También le afeó ser entrevistada «en un canal neofascista». Ella contestó que su entonces jefe (el presentador de La Sexta Noche, Iñaki López) también había sido entrevistado en 'El aullido del lobo'. Eso de te he visto en un canal neofascista me recordó a cuando un viejo comunista le dijo a un periodista. «Ayer te vi entrar en El Corte Inglés».
Dice ZP que «ser socialista es tener muy poco y estar dispuesto a dar mucho». Mucho por saco. Como el obsesionado de Ana Iris.
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