Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 3 de febrero

Contaba Manuel Alcántara que un director muy burro despidió a Ramón Gómez de la Serna de 'Arriba'. Quería que escribiera seguido y no greguerías. En la entrevista que le hace Íñigo Gurruchaga, Paul Preston dice que las notas matutinas de Primo de Rivera eran como ... los tuits de Trump. Y que además solía estar trompa. Si nos ponemos tan presentistas, Pla también escribía tuits: «Las verdades elementales caben en el ala de un colibrí». Preston es uno de esos ejemplares llamados hispanistas que estudian la historia de España y a los españoles como si fuéramos monos de su feria. ¿Pero quién les ha dado vela en este entierro? ¿Vamos nosotros a hacernos britanistas en tromba y a explicarles su pasado? En el último libro ha querido emular a Raymond Carr y su 'España: de la Restauración a la democracia. 1875-1980'. Se titula 'Un pueblo traicionado'. Lo que va de la España de 1874 a nuestros días: la corrupción, la incompetencia y la división social. Yo puedo decir que mi hijo es tonto, pero que venga uno de Liverpool a decírmelo.

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Vale que Espartero nunca dijo que hubiera que bombardear Barcelona cada 50 años (aunque le lanzara 1.014 proyectiles), pero si lo hubiera hecho sería muy distinto de Cristina Morales, ganadora del Nacional de Narrativa con 'Lectura fácil', soltando lo de que «es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas» [en Barcelona]. Y a estas alturas, eso escandaliza. La ministra Celaá responde que «nadie quiere ver a su propio país con llamas». Hay que ser ingenua y burguesa de toda la vida. ¿Alguien con un mínimo conocimiento de la literatura y sus escribientes podría no haber previsto las palabras de Morales? Sus greguerías de gregaria antisistema.

Alcántara, sobre la tribu de Morales, podría haber dicho: «Se visten todos en el mismo ferretero y los peina a todos el mismo mohicano».

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