Herida una octogenaria en un atropello en Burgos

Desde hace más de cuatro décadas, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Hans Christian Andersen, cada 2 de abril se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Muchos lectores adultos —algunos por pedantería, otros por vergüenza, la mayoría por descuido— tienden a ... olvidarse de los libros que leyeron de pequeños cuando citan sus títulos preferidos. También hay quien reivindica la literatura para niños con argumentos relacionados con el estímulo de la creatividad y la imaginación o el valor formativo de algunas obras; pero los libros infantiles y juveniles no necesitan defensa extraliteraria alguna, porque la buena literatura lo es con independencia de su público objetivo. En cualquier caso, y por si quedasen dudas, las páginas para jóvenes están rodeadas por el mejor de los fortines: el pétreo baluarte de la educación sentimental.

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Ningún explorador podrá igualar nunca la sensación de conquista que experimenta quien lee por primera vez las aventuras de Manolito Gafotas en Carabanchel (Alto), ese territorio mítico que no por cotidiano es ajeno a la aventura; y no tengo nada claro que quien se haya asomado con los ojos de Bastián Baltasar Bux a La Nada extendiéndose sobre el reino de Fantasia vaya a encontrar en otro libro una imagen mejor para comprender la soledad o el vacío existencial. Con Potter entendimos que hasta un castillo encantado es un hogar si son los amigos quienes te abren la puerta; y Jorge nos mostró, antes que la Agrado, que una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma. Los libros para niños llevan dentro la semilla de todas las pasiones, porque lo que nos atraviesa de chavales jamás dejará de emocionarnos.

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