Entre los efectos de las compras colectivas destacan el impulso de la innovación, un fortalecimiento de la base industrial y un aumento de la autonomía estratégica
Jesús Lizcano Álvarez
Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid. Académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras
Viernes, 6 de diciembre 2024, 00:28
En los momentos actuales, y más después de los recientes resultados electorales en Estados Unidos, resulta tan necesario como urgente un mayor nivel de cooperación entre los países de la Unión Europea, tanto en el terreno político como social y económico. Nos vamos a referir en este artículo a este último aspecto. El pasado mes de septiembre se publicó un importante 'Informe sobre el futuro de la economía y la competitividad de la UE', el conocido como 'informe Draghi', encargado por la Comisión Europea. Este estudio ofrece una visión estratégica para fortalecer la competitividad de la Unión Europea en un contexto global cada vez más desafiante, destacando a tal efecto la importancia de una estrategia económica e industrial europea ambiciosa y coordinada para garantizar el futuro de la UE. La inversión en innovación, la transición verde y la digitalización son pilares fundamentales para lograr una economía más competitiva y sostenible.
El documento señala concretamente tres importantes retos que enfrenta Europa: la brecha tecnológica, para lo que la UE debe invertir más en investigación y desarrollo de cara a reducir la distancia tecnológica con potencias como Estados Unidos y China; la dependencia de recursos naturales, por lo que Europa necesita acelerar su transición energética y reducir así su dependencia en las importaciones de materias primas críticas, y la productividad, ya que las empresas europeas deben aumentar su productividad para competir en un mercado global cada vez más exigente y competitivo.
Dentro de los muy diversos análisis y propuestas que se incluyen en este amplio 'informe Draghi', cabe señalar la importancia de las compras colectivas o conjuntas como una herramienta estratégica para fortalecer la posición competitiva europea. Estas compras conllevan acuerdos entre los diversos países de la UE para adquirir bienes o servicios de una manera conjunta o mancomunada, lo cual permite a los Estados miembros aprovechar su poder adquisitivo combinado, obteniendo unos mejores precios, condiciones más favorables y un acceso a tecnologías más avanzadas.
Entre los efectos concretos de estas compras colectivas, cabe señalar el impulso de la innovación, ya que al agrupar la demanda de múltiples países las compras conjuntas pueden estimular la inversión en investigación y desarrollo, fomentando la creación de nuevas tecnologías y productos. También se aprecia un fortalecimiento de la base industrial: al garantizar una demanda estable y a gran escala, las compras colectivas pueden ayudar a las empresas europeas a competir de manera más efectiva en los mercados globales y a consolidar su posición en sectores estratégicos. Por último, permite un aumento de la autonomía estratégica. Al reducir la dependencia de terceros países en la adquisición de bienes y servicios esenciales, las compras conjuntas contribuyen a aumentar la seguridad y la resiliencia de la UE de promover la producción sostenible, ya que propician la adquisición de aquellos productos y servicios que cumplan con altos estándares ambientales y sociales, facilitando así la transición hacia una economía más sostenible.
En este contexto cabe recordar como precedentes distintas experiencias europeas de compras colectivas que han resultado claramente exitosas, como las vacunas contra la covid-19. Al unir fuerzas, los países de la UE lograron asegurar un suministro suficiente y rápido de vacunas para sus poblaciones, acelerando así la campaña de vacunación y contribuyendo a controlar la pandemia. Durante la crisis sanitaria la UE también coordinó la compra conjunta de equipos de protección individual (EPI), como mascarillas y guantes, para garantizar el suministro a los profesionales sanitarios y a la población en general, iniciativa que permitió estabilizar los precios y evitar una onerosa competencia entre los Estados miembros. Y la compra conjunta de medicamentos utilizados para tratar enfermedades crónicas ha sido igualmente una experiencia exitosa, ya que al negociar como un bloque único, los países de la UE han logrado reducir los precios y mejorar el acceso a tratamientos esenciales. Por último, en respuesta a la crisis energética y la dependencia de los combustibles fósiles rusos, la UE puso en marcha una plataforma para la compra conjunta de gas, iniciativa que ha venido permitiendo diversificar el suministro de gas y reducir los precios al consumidor.
Volviendo finalmente al 'informe Draghi', en el mismo se apuntan de forma concreta varios sectores estratégicos en los que las compras colectivas podrán tener un importante impacto positivo sobre la economía europea: la tecnología, la salud, la energía, la defensa y el espacio. Esperemos que la UE siga esta senda de recomendaciones del citado informe. En resumen, el caso de las compras colectivas o conjuntas a nivel europeo no es sino un ejemplo, entre otros muchos, de la necesidad y la importancia que la cooperación económica ha tenido y debe tener en el futuro para el progreso socioeconómico y el bienestar de los países y ciudadanos de nuestra Unión Europea.
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