Borrar
Huelga de juguete

Huelga de juguete

A falta de Palacio de Invierno, el ministro Garzón ha decidido asaltar las jugueterías

Antonio Soler

Viernes, 10 de diciembre 2021, 01:43

Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas, reza el viejo dicho. Alberto Garzón no es diablo ni tampoco mata moscas. Quiso jugar un poco a diablo, sí, a diablo revolucionario, tipo Robespierre, cuando hablaba del ciudadano Borbón y esas cosas. ... Pero sin guillotina. Era un Robespierre un poco de juguete, verbal, tomando la revolución por vía oral y en dosis módicas, igual que ingiere uno los medicamentos inocuos. Con las comidas. El tiempo nos calma a todos, y las ínfulas rebeldes se van amortiguando. De hecho, Garzón es ahora ministro del Estado en el que sigue siendo jefe el repelente ciudadano Borbón ante el que desfiló para prometer su cargo con la revolución bajo llave. O bajo cuerda, quién sabe.

Tan lícito ese ímpetu juvenil, tan admirable el deseo de querer cambiar el mundo y que el débil se sienta hermanado, amparado por un poder que también es el suyo. Lícito y admirable aunque algunos de los modelos a seguir por su partido no hayan sido demasiado admirables. El comunismo soviético por ejemplo, o el chino, o el rumano, o el mozambiqueño. En cualquier caso, el ministro Garzón no quiere dar sensación de haber sido engullido por el sistema capitalista y trata de conservar un remanente de su antiguo espíritu. Así que, a falta de Palacio de Invierno, ha decidido asaltar las jugueterías.

Huelga contra los juguetes no igualitarios. Y ha patrocinado un vídeo en el que unos juguetes muy indignados y, cómo no, desde una tribuna de oradores, apelan a la igualdad. Recuerdan los muñecos en sus posturas a Lenin en el Soviet de Petrogrado. Una música triunfal los impulsa. De peluche o plástico, los juguetes del ministro Garzón confiesan «tener su corazoncito»: quieren jugar no con el 50% de la población infantil, sino con el 100%. Llaman a los niños y a los padres a sumarse el día 12 a una huelga que dejará postrados a los juguetes con características de género evidentes y al mismo tiempo dejará boquiabiertos a los fabricantes jugueteros, que ven cómo el ministro de Consumo apela contra el consumo. No es nuevo. Ya lo hizo con las galletas y la carne, entre otros productos. Resulta rara esa actitud en un ministro de Consumo, sí, pero es que los caminos de la lucha de clases son inescrutables. Y a veces salen un poco caros, como el vídeo este de los juguetes contrariados y parlamentarios. Algo más de 82.000 euros. Sí, puede sonar un poco a derroche. Pero la causa lo merece, porque, como en el vídeo dice uno de los monigotes, un juguete que no es para todos no es un juguete feliz. Ya ven, el ministro Garzón también tiene su corazoncito.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta Huelga de juguete