Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 3 de febrero

Los fotógrafos dieron las gracias a Irene Montero tras posar con su cartera en la puerta de la Moncloa y ella, muy amable: «Gracias a vosotras». Pero se dio cuenta de que eran todos (o casi todos) hombres y tuvo que decir «vosotros». No se ... desintegró ni se convirtió en estatua de sal. Fue una forma estupenda comprobar cómo el lenguaje inclusivo puede ser a veces ridículo. Lo normal es que sea sólo feo.

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Es maravilloso cuando te restriegan que concejala, jueza o fiscala son términos aceptados. Otra cosa es que sean aceptables o necesarios cuando un artículo delante es suficiente para que sepamos si es masculino o femenino. Tampoco tenía que venir la RAE a aclarar que Consejo de Ministras no es gramaticalmente correcto. Es, sobre todo, una mamarrachada. «Para aludir a un grupo mixto, lo normal es usar el masculino, género no marcado que engloba en la referencia a hombres y mujeres». Da igual. Para qué vamos a discutir de esto o de lo otro con quien no se puede. Preferiría que me llamaran puta a que me llamaran fiscala.

Pero soy muy partidaria de que el Ministerio de Igualdad no admita hombres como altos cargos. Aunque lo mismo deberían cambiarle el nombre por Ministerio de Resarcimiento, Compensación y just you wait, Henry Higgins. También muy partidaria del nombramiento de Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer. No puedo ser otra cosa que fan de alguien capaz de escribir: «En aquellos países donde la Iglesia (o las iglesias) forman parte normal del ámbito de las libertades, nadie siente la necesidad de quemarlas. Pero este no es nuestro caso. El aborrecimiento profundo que muchas personas sentimos aquí por la Iglesia Católica se lo ha ganado esta a pulso». Y esto no está escrito en los años 30 del siglo XX sino en 2013. Por favor, que no me quiten la ilusión diciéndome que es un fake. Gracias, Irene.

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