El 1 de octubre de 2017 se celebró en Cataluña un referéndum unilateral para saber si los ciudadanos querían o no la independencia. Los resultados, sin ser sometidos a una criba técnicamente rigurosa, arrojaron una mayoría clara en favor del 'sí' a la secesión. Pasados ... más de tres años, el acuerdo suscrito entre las dos formaciones independentistas más potentes, Esquerra y Junts para formar un nuevo Govern, flexibiliza el camino a recorrer sin que hayan renunciado a su objetivo final.

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Aunque más allá de los límites de Cataluña pueda parecer un paso de mosquito, desde la óptica catalana el compromiso de celebrar un referéndum pactado (con el Estado) sin amenazas de unilateralidad supone un cambio considerable. Según el acuerdo suscrito, la consulta no se volvería a celebrar a las bravas y tendría como espejo el marco legal que sostuvo el referéndum pactado que se celebró en Escocia.

En las últimas elecciones catalanas, que ganaron los socialistas con el exministro de Sanidad Salvador Illa al frente, la mayoría de escaños parlamentarios quedó en manos de los independentistas. De ahí, que el nuevo president, Pere Aragonés, saliera investido en el tercer intento porque sus socios de Junts, intérpretes la doctrina independentista más radical que encabeza desde Waterloo Carles Puigdemont, se lo pusieron muy complicado.

Los de Junts se han llevado el gato al agua en la asignación de las consellerías, pero el rechazo de Elsa Artadi a ocupar la vicepresidencia apunta a una desconfianza en la viabilidad del naciente equipo. Artadi seguirá como concejal de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, pero en el entorno del consistorio se sospecha que pueda reservarse para presentar su candidatura en sustitución de Ada Colau en la alcaldía.

En 2023 tendrán lugar las elecciones municipales y los socios afilarán sus navajas para conseguir más consistorios. Además de las elecciones generales en las que también tendrán que batallar por tener presencia en Madrid. Dos citas que no favorecen el buen clima en el palacio de la Generalitat.

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En relación con el Gobierno central, aunque el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, practique en el Congreso de los Diputados la ducha escocesa, que alterna chorros de agua fría con los de agua muy caliente, su participación en el arco de apoyo al Gobierno poco tiene que ver con la posición obstruccionista que suele practicar Junts. A Pere Aragonés, le interesa además realizar una gestión social que atraiga votos de sectores en situación de desigualdad que no se plantean la opción de separarse del Estado.

En líneas generales todo apunta a la permanencia del recelo entre ambos. Difícil lo va a tener Aragonés. Deberá intentar un difícil equilibrio secundando en el Parlament a sus aliados, mientras busca obtener algún resultado de la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez que está decidido a retomar. Eso sí, los dos socios coinciden en reclamar la libertad para todos los encausados por el 'procés'.

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