Arranca a partir del 1 de diciembre con los nombramientos más importantes de la nueva legislatura, el del presidente del Consejo Europo, António Costa, y el de la presidenta de la Comisión, Ursula Von Der Leyen
Francisco Aldecoa Luzarraga
Catedrático emérito de Relaciones Internacionales de la UCM y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo
Lunes, 2 de diciembre 2024, 17:03
El 1 de diciembre entrará en vigor tanto el nombramiento del Presidente estable del Consejo Europa, António Costa, como el de la Presidenta de la Comisión, Ursula Von Der Leyen, así como su colegio de comisarios, la Comisión Von der Leyen II. La presidenta del Parlamento Europeo fue ya nombrada en julio de 2024. Ahora, los dos nombramientos coinciden en fecha, pero por razones distintas. La de la presidencia del Consejo porque es la aplicación de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, en diciembre de 2009, donde aparece por primera vez la figura del presidente estable. En este caso, Costa (socialista portugués) será el cuarto, después de Herman Van Rompuy (popular belga), Donald Tusk (popular polaco) y Charles Michel (liberal belga).
Hay que recordar que la Presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, fue elegida en julio, después de las elecciones del 6 al 9 de junio de 2024. Fue aprobada su segundo mandato por una gran mayoría, 562 votos a favor, muy por encima de la segunda candidata más votada, Irene Montero, que solo obtuvo 61 votos. Aunque era un voto secreto, se sabe que aquí funcionó el acuerdo entre las cuatro fuerzas políticas europeístas (populares, socialistas, liberales y verdes) y hubo un consenso completo sobre el apoyo a la Presidenta en su segundo mandato. No obstante, el acuerdo es solo para dos años y medio, es decir, la mitad de la legislatura, como ocurrió en ocasiones anteriores, en los que se repartía la presidencia entre populares y socialistas.
En el caso de la Presidenta de la Comisión, su mandato comienza cuando haya terminado el proceso de aprobación en el Parlamento Europeo de los miembros propuestos por ella misma para el colegio de comisarios. En principio, solía ser el 1 de noviembre, pero en 2019 se retrasó debido a que no se aprobaron tres comisarios y hubo que sustituirlos, retrasándose a diciembre. En alguna otra ocasión, se ha llegado a retrasar hasta febrero, como fue el caso de la Comisión Barroso II en 2010. En este caso, el retraso se ha debido a que faltaba la propuesta de la comisaria eslovena Marta Kos, por un problema de ratificación parlamentaria nacional.
Creo que es necesario resaltar que el nuevo ciclo político que comienza a partir del 1 de diciembre con los nombramientos más importantes de la nueva legislatura, que es la décima, en gran medida son una continuidad del éxito de la novena legislatura (2019-2024). Incluso, muchos de los críticos, que no han votado a la actual Comisión Europea, como los de extrema izquierda y los de extrema derecha, señalan que votan en contra, precisamente, porque da continuidad a la anterior.
Los resultados, que están llamando mucho la atención en los medios de comunicación, han sido los siguientes: 370 votos a favor (51% de la cámara), 282 en contra y 36 abstenciones, del total de 719 eurodiputados. Esto se ha debido a que, en la medida que ha habido que nombrar comisarios de extrema derecha, provenientes de Hungría (del grupo Patriotas por Europa) y de Italia (Conservadores y Reformistas), no les han votado los grupos de centro izquierda (algunos socialistas y liberales, y el grupo de la izquierda). También se debe a que el Partido Popular español, con 22 votos, ha votado en contra de la candidata a vicepresidenta Teresa Ribera, por cuestiones domésticas, aunque estaba en el acuerdo entre populares, socialistas y liberales, desmarcándose de la gran mayoría de su grupo.
Hay que señalar también que, en todo caso, se ha reducido el número de miembros del Parlamento Europeo, debido a la salida del Reino Unido el 1 de febrero de 2020. Por lo tanto, se ha pasado de un Parlamento de 750 en 2019 a un Parlamento de 719 en 2024. En 2019, la Comisión Von der Leyen I fue aprobado por 461 votos a favor, y, ahora, han sido 370. Por ello, hace cinco años votaron el 61% a favor, y ahora lo hace el 51%, por las razones explicadas anteriormente, entre ellas, la nueva configuración de los miembros del Consejo, que exige el nombramiento de algunos comisarios de extrema derecha. En todo caso hay que recordar que, en 2019, ya hubo dos de extrema derecha (el mismo de Hungría, pero que en 2024 tiene menos peso, y el de Polonia, donde ha cambiado el gobierno).
Pese a ello, lo que hay que señalar es que la actual Comisión Europea que comienza su mandato el 1 de diciembre, ha tenido el respaldo del 51% de la cámara. Examinando los datos en frío, y comparándolos con lo anteriores, puede parecer que es poco. Pero, sin embargo, si revisamos el apoyo parlamentario de los gobiernos de los Estados miembros, nos encontramos con que son muy pocos los que inician su mandato con el apoyo de más de la mitad de la cámara, es decir, la mayoría absoluta. Se le está pidiendo más a la democracia europea, que muchas veces se señalan sus déficits de forma inadecuada, que a las democracias de los Estados miembros, que, por otro lado, llevan muchos más años de funcionamiento.
De tal manera, es importante recordar que el nuevo ciclo político comienza en situaciones similares, con ligeras diferencias, al de la anterior legislatura. Especialmente, también hay que recordar que, en el Consejo Europeo, el nuevo Presidente fue elegido por una amplia mayoría de los miembros. Asimismo, como en los casos anteriores, el Presidente del Consejo se debe a un partido político, socialistas, y la presidenta de la Comisión, a los populares. Es decir, tenemos una Presidenta del Parlamento con un amplio consenso, un Presidente del Consejo Europeo con parecido apoyo y una Presidenta de la Comisión con algo menos que la legislatura anterior, pero muy por encima a lo que suele ser habitual en los Estados miembros.
Por ello, creemos que el nuevo ciclo político 2024-2029 comienza bien, a pesar de las muchas informaciones negativas que se suelen verter sobre la debilidad del sistema democrático europeo. Se nos olvida resaltar que, en el caso europeo, la división política no es, ni parecida, a la que existe en Estados Unidos, donde hay un enfrentamiento completo entre republicanos y demócratas. Al mismo tiempo, en el caso europeo hay que recordar que en el Parlamento existe un entendimiento político entre las grandes fuerzas europeístas que llega hasta casi el 70%, y la extrema derecha tan solo alcanza el 25%. Esto es, a su vez, reflejo, de que la diferencia entre las clases sociales, debido al modelo de bienestar europeo, es completamente distinto al del modelo económico americano.
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