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A lo mejor, lo peor de La Sexta es haber colocado en el PP a gente como Pablo Montesinos. Porque a santo de qué iba a estar ahí el muchacho si no hubiera sido un bien peinado que desde la cadena, a todas horas, defendía ... posturas conservadoras y la voz de su amo (aunque todavía no lo fuera). Quizá eso también le parezca mal a Cayetana Álvarez de Toledo. Y no sólo lo de que La Sexta haga negocio «con la erosión de nuestro sistema democrático».
Cayetana cae mal a mucha gente. También cae mal dentro de su partido. Y se repite que mientras Pablo Casado la proteja... Algún sector del PP (o el PP casi en su totalidad) no ve bien sus críticas a La Sexta porque chocan con el discurso del partido contra Pablo Iglesias por atacar a los medios. Pero, como ayer aclaró la propia Álvarez de Toledo, no es lo mismo criticar a un medio que amenazar a un periodista con llevarlo a la cárcel (y me temo que a la diputada del PP le gusta Eduardo Inda tanto como a Pablo Iglesias).
Lo sorprendente es que haya que hacer aclaraciones. Ella puede no bajarse del burro y querer ser un individuo, no un borrego. El problema es que todo se mezcla. Las posiciones críticas contra el «feminismo marciano» al que hace referencia alguna voz femenina autorizada del PSOE o la filósofa Amelia Valcárcel se mezclan de manera peligrosa con lo que vocea Vox sin saberse explicar. Le preguntaron a Cayetana si era feminista. Y dijo que era «feminista amazónica de la escuela de Camille Paglia» (escúchenla con su acento). Y allí estaban los periodistas preguntándose qué era eso de ser feminista masónica. Y algunos que quién era Camille Paglia. Lo de Cayetana es hablar contra muros. A Montesinos y a Teo le entienden todo.
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