Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera. S.G.
Javier Ajenjo, director de Sonorama Ribera

Una edición especial y reconfortante

«Una semana antes del festival nos vimos con la obligación de parcelar en cinco sectores de 1.000 personas con accesos diferenciados, con público sentado con mascarilla y zonas separadas para restauración. No lo entendimos muy bien, pero lo hicimos»

Javier Ajenjo

Martes, 28 de diciembre 2021, 07:53

De forma diferente, reinventándonos y ajustándonos a lo que el momento nos marcaba. Desde luego que, el de este año, ha sido un Sonorama Ribera que pocos podíamos imaginar antes de la pandemia. Un trabajo muy complicado, tremendamente extraño, pero a la vez muy ... reconfortante. Quizás, lo más fácil hubiera sido no hacerlo, esperar a tiempos mejores, pero moralmente no podíamos pasar dos años sin nuestro festival. A nivel humano, ha sido muy reconfortante y eso está por encima de los problemas de preparación y organización. Queríamos demostrar que la vida seguía adelante y que poco a poco todos íbamos a recobrar el camino. Y así lo conseguimos.

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Echando la vista atrás, recordamos el mes de agosto, aquellas semanas previas a la celebración de Sonorama Ribera, como una auténtica carrera de obstáculos. Cuando lo teníamos todo preparado para celebrar un festival con 5.000 personas, con el público de pie y con mascarilla, nos encontramos con un cambio de última hora que echó por tierra toda aquella planificación que tenía ultimado hasta el más mínimo protocolo y todos lo plantes de seguridad. Apenas una semana antes del festival, nos vimos con la obligación de parcelar en cinco sectores de 1.000 personas con accesos diferenciados, con público sentado con mascarilla y con zonas separadas para la zona de restauración. No lo entendimos muy bien, pero lo hicimos.

Un esfuerzo organizativo por parte del festival y la asociación Art de Troya, que el tiempo ha demostrado que fue un éxito en todos los sentidos. Con un comportamiento ejemplar, salvo muy rara excepción, y ningún rastro de brote en las semanas posteriores a la celebración de los conciertos. En el plano musical, logramos que los conciertos estuvieran a la altura de los esperado. Con cabezas de cartel como Vetusta Morla, Amaral o Viva Suecia y bandas que son el futuro como Ginebras. Ese equilibrio que cada edición demuestra la esencia de lo que es Sonorama Ribera.

Un festival, el nuestro, que es mucho más que música. Y, por ello, me quedo con algo importante, el trabajo increíble que se ha hecho a nivel de inclusión, con la Fundación Music For All. De su mano, nos hemos dado cuenta de pensábamos que teníamos un festival inclusivo porque teníamos unas rampas para personas con discapacidad. Este año hemos aprendido lo que es un festival inclusivo y vamos a seguir trabajando para continuar con un proyecto maravilloso que ha sido uno de los grandes hitos de este año. Además, hemos emprendido un proyecto para reducir la huella de Carbono. Desde luego, sabemos que no vamos a cambiar el mundo de un día para otro, pero vamos a hacer un plan a cinco años para reducir esa huella y ser más sostenibles. Hemos mejorado, y mucho, en labores de reciclaje, limpieza… pero nos queda un amplio camino por recorrer.

En un año tan especial, los resultados positivos van más con lo emocional que con lo musical y económico. Queríamos hacer el festival, hacerlo lo mejor posible y creo que los conseguimos. Asimismo, ha sido una autentica satisfacción conseguir una extensión de Sonorama en Ibiza. A principios de mes de octubre, las Pitiusas se convirtieron en nuestra sede con un formato reducido, cercano e increíble. Habrá un camino de futuro para seguir.

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Desde luego, es importante ser agradecidos con quienes nos han ayudado a conseguir que Sonorama Ribera haya sido posible en un año tan complicado y convulso. Nuestro Espíritu Ribera y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen. Sin ellos no podría haber sido posible. Y es que han sido dos años muy duros en lo económico, con un dinero de entradas bloqueado, con muchos gastos estructurales, ingresos bajos y tardíos. Por otra parte, todavía tenemos la espinita de no tener el reconocimiento y apoyo que creemos merecer por parte de la Junta de Castilla y León, con unas subvenciones públicas alejadas de la dimensión e importancia que hemos demostrado.

Ahora es hora de mirar al futuro. En nuestro espíritu inquieto, ya tenemos la vista puesta en 2022, fecha del 25 aniversario del festival. Parece un sueño haber conseguido tener un festival de unas dimensiones que nunca imaginamos. Es un momento importantísimo para nosotros y así lo celebraremos.

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Como adelanto, hay que decir que estamos trabajando muy duro para ultimar un cartel donde van a estar representados cincuenta años de la música de nuestro país. Sonorama Ribera es una fiesta de la música, mucho más allá del indie. Serán cinco días intensos del 10 al 14 de agosto, con el presupuesto mayor de nuestra historia, cuatro millones de euros; y el cartel más espectacular que hayamos tenido nunca. Esperamos una normalidad a todos los niveles y volver a contar con entre 25.000 y 30.000 asistentes por día. Siempre con el mismo objetivo que hemos tenido durante estos 25 años, que la gente se vaya feliz.

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