Ayer esperaba dos comparecencias. Resultado: Nadal jugará en Wimbledon y Oltra no dimite. Nadal nota cosas raras en el pie con el nuevo tratamiento. A veces se le duerme una parte, a veces, otra. Oltra debe de tener dormida alguna parte del cerebro. No dimite ... porque esto, chiquets, es una cacería contra ella, una cosa de la extrema derecha. «No voy a dimitir. Mi postura es coherente, ética, estética y política». Vale que los procedimientos judiciales no siempre son acertados y que a veces se ponen en marcha por gente indeseable. Si lo sabrá ella con Camps. Pero este haz lo que yo te diga, pero no lo que yo haga es maravilloso. «Cualquier comparación con el comportamiento corrupto del PP es odiosa», dice muy digna. No sé, Rick, yo casi prefiero que roben a que abusen sexualmente de una joven tutelada y verme implicada en la trama que obstaculiza la investigación o en la que culpa a la víctima. Pero yo qué sé, tampoco Rita Barberá era culpable de todo lo que esta gente la acusaba.

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En el tiempo del abuso «compartía inmueble, no convivencia» con su exmarido. Es un poco como el «ausenté mi presencia» de su amiga, la ministra del extraño prestigio. «Señor conde, qué malo es ser bueno», decía Rafael Alonso. Oltra casi nos dice lo mismo. «En la cumbre de la desesperación, la pasión del absurdo es lo único que arroja ya una luz demoniaca sobre el caos», escribió Cioran. Y luego está Rubiales, que no es Cioran, pero también dice cosas pintorescas. Esa que soltó cuando lo de Piqué de que cada uno tiene su moral, su propia ética. 47 millones de españoles y de éticas. Una propia, como la habitación de Virginia Woolf. Una para Camps, una para Oltra. A mí se me están durmiendo los sesos.

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