No es que me pase como a Borja Semper, quiera hablar del Concordato y nunca pueda (le ocurre todos los viernes en 'La ínsula', donde Alsina), pero la actualidad, y esto es un periódico, te quita de la columna cosas menos importantes por culpa de ... los bombazos informativos de las últimas semanas. Los bombazos son como la serie del año, la boda del siglo, lo que sea. Cada día cambia. Pero vayamos al BOE, que ha dado esta semana una de las grandes alegrías que se podían dar por escrito. Hombre, una sartenada de millones a mi nombre por la razón que sea me vendría mejor, pero no es eso. Tampoco soy tan estratégica como para que me rescaten como a la aerolínea Plus Ultra, que por lo menos tiene un avión (lo tenía cuando fue rescatada). También tiene narices. Las entidades financieras españolas le niegan un préstamo por el riesgo de la operación y el Estado suelta 53 millones a través de la SEPI. Los bolichicos que tienen que ver con la compañía, encantados. Eso sí es una operación Plus Ultra y no la que había cuando yo era pequeña y premiaba pequeños héroes. No sé, un niño que había salvado a su familia de un incendio y cosas así.

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Pero estaba con el BOE en su versión de BOE Today, que tuvo ayer la mejor corrección de errores que se recuerda. Cambió los datos del adjudicatario en un concurso del Ministerio de Ribera. A ver. «En la columna 'Nombre', donde dice: 'Digo', debe decir: 'Diego'». En serio, donde dije digo digo Diego. De Cádiz tenía que ser la adjudicación. Qué maravilla, la esencia de nuestros políticos, sobre todo del presidente del Gobierno, el mayor digodiego del país, que debería acogerse a sagrado y a Romanones: «Cuando digo nunca jamás me refiero al momento presente».

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