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El mismo Pablo Iglesias ha señalado en su intervención que el discurso de Pablo Casado ha sido «brillante», de inspiración canovista, propio de la «derecha inteligente». Y es que Casado ha escogido al final esta mañana y ha descubierto sus cartas al anunciar el rechazo ... a la moción de censura que Vox ha presentado contra Pedro Sánchez. Lo ha hecho en un discurso muy duro contra Santiago Abascal y contra la extrema derecha que marcará un antes y un después, y que va a tener un evidente recorrido. Unas palabras inimaginables hace poco tiempo pero que revela toda una apuesta estratégica del PP por envolverse en la idea de la 'España de la concordia' de la Transición frente al trumpismo ibérico. Casado ha optado por el discurso de la derecha democrática europea frente a los populismos extremistas, el mismo que ha llevado a la canciller Merkel a adoptar una estrategia de confrontación con la ultraderecha nacionalista. «No somos como ustedes, somos la fuerza tranquila de los españoles». Un mensaje que ha llevado la euforia a los diputados populares que ven un punto de inflexión, casi épico, en algunas de las frases de su líder en la tribuna del Congreso.
Casado ha optado, en línea con el centro-derecha europeo, al acusar a Vox de ser el 'salvavidas' de Sánchez y al responsabilizar a Abascal de permitir que el que salga victorioso del envite es el presidente del Gobierno. «Cuanto más trincheras, más Sánchez», le ha replicado en un discurso de elevada carga ideológica – «el proyecto europeo»– que intenta reforzar el ADN en el discurso histórico de los democristianos, los conservadores y los liberales que fundaron en su día, con los socialdemócratas, la Unión.
El ambiente de guerra civil en el seno de la derecha, tras esta moción de censura, es bien elocuente y tendrá sus consecuencias. La ultraderecha acusa al PP de seguir anclado en la 'equidistancia' mientras la formación que lidera Casado responsabiliza a Vox de participar en un proyecto de ruptura desde la derecha.
Abascal ha dejado claro que en el corto plazo, esta brecha en el seno de la derecha no implicará la caída de los gobiernos de coalición entre el PP y Ciudadanos en Madrid, Andalucía y Murcia, que han sido factibles gracias al apoyo externo de Vox. Pero parece claro que la tensión en esta geopolítica territorial va a crecer en las próximas semanas. Sobre todo cuando los próximos meses van a subir los decibelios del ruido. El divorcio entre el PP y Vox en torno a la relación con la Unión Europea se convierte en el botón más revelador de una fractura que puede alterar la dinámica de bloques.
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