Garbiñe Muguruza ganó el torneo de Wimbledon. Como Conchita Martínez. Garbiñe ha ganado la Copa de Maestras, como ninguna tenista española antes (Arantxa estuvo a punto). Garbiñe pareció perderse después de su temprano triunfo. Pero considera un privilegio tener toda esa presión y todas esas ... expectativas. Nada que ver con Naomi Osaka y sus quejas. Pero, claro, no se puede criticar a la muchacha 'because' la salud mental y esas cosas. De todas maneras, la única que puede quejarse de verdad es la china Peng Shuai. Desaparecer después de decir que has sido violada por un mandamás son palabras mayores.

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Conchita tenía un talento extraordinario jugando al tenis. Pero a Arantxa su cabeza le daba más triunfos. La fortaleza mental de Nadal tampoco es cosa menor, que diría Rajoy ¿Y quién mejor que Conchita para ayudar a Garbiñe? Para saber lo que pasa por la cabeza cuando te da una pájara en la pista. Porque Garbiñe tendrá fisioterapeuta, preparador físico, nutricionista... Pero sobre todo tiene a Conchita para que ese talento no se desperdicie.

'Spencer', la película de Pablo Larraín sobre Diana de Gales, es lo peor que he visto en mucho tiempo. Una cosa pretenciosa llena de clichés y metáforas mugrientas. El retrato en tres días de una pobre infeliz con pocos hervores. Hasta cree que se le aparece Ana Bolena. Por lo menos es blanca, no como la de HBO. Igual que Jorge VI tuvo un profesor que le enseñó a hablar, Diana habría necesitado una Conchita. Al menos tal como la presenta Larraín. Garbiñe trabaja con psicólogos, algo que no creía necesitar de más joven. Quizá Conchita no es tan importante. Pero es la única vez que la horrible palabra empatía me parece que tiene sentido.

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