No sé si alguien ha descrito el síndrome Remington Steele. Sería algo así como que todo lo que ves te recuerde a una película. Añadiremos también a una serie. Eso que horroriza a todo el mundo de la morgue en una pista de hielo sale ... en el primer capítulo de la serie canadiense 'The Wall' (Cosmopolitan). Y sin tragedias. Como en ese pueblo perdido no se muere nadie, no tienen morgue y cuando aparece una bailarina asesinada tienen que llevarla a la pista de patinaje, como cuando hace unos años apareció un niño muerto. La investigadora le dice al forense, cuando pregunta dónde está la morgue, que se lleve los patines. Estamos viviendo una situación extraordinaria que requiere medidas extraordinarias. Acostumbrémonos. Si muero de esto, o de cualquier otra cosa, que me lleven al hielo. Una crisis sanitaria frente a una sociedad infantilizada es mala combinación.

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El síndrome de Remington Steele da la cara también con el front row de la manifestación del 8-M. Aunque sin muertos que sepamos. Ahí está 'El conquistador de Mongolia' (1956), la horrible película sobre Gengis Kan rodada cerca de un campo de pruebas nucleares en Utah. En primer lugar, ¿a quién se le ocurrió que John Wayne podía hacer de Gengis Kan? Ese John Wayne que se hizo una foto con un contador Geiger. En los siguientes 30 años, 91 de los 220 actores y miembros del equipo habían desarrollado algún tipo de cáncer (Wayne, Susan Hayward, Pedro Armendáriz, Agnes Moorehead…). Eso sin contar los indios. «An RKO Radioactive Picture' se la ha llegado a llamar.

Si malo es enfermar, peor es que te digan si puedes ir a un hospital privado o público (depende del bando). ¿Desde cuándo tenemos comités de defensa de la salud pública?

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