Si la política fuera 'Sálvame' habrían sacado un grafóloga a lo Matilde Ras, la amiguísima de Elena Fortún, para analizar las firmas de Lastra, Echenique y Aizpurua en el documento donde acordaron acabar con la ley de reforma laboral y dinamitar el pudor. Nos explicaría ... con una pizarra qué tienen en la cabeza. También habrían tirado de una psicóloga seguramente rubia para analizar a Rafael Simancas (la culpa de la firma con Bildu fue del cha cha cha y del PP, que nosotros tenemos que salvar vidas, hombre ya).

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Cuenta Woody Allen en 'A propósito de nada' (Alianza) que sufrió «chalaciones» (serán chalaziones). No es estar como una cabra, se trata de pequeños bultos muy molestos en los párpados (orzuelos si son de origen infeccioso). Acabó cediendo a su productora, Jean Doumanian, para que lo tratara su médico chino. Este se presentó en su ático de la Quinta Avenida. «Glándula estar bloqueada. Necesita bigote de gata». Abrió una caja plateada con varios bigotes de gata y le insertó uno en el conducto lacrimal moviéndolo de atrás hacia delante. Allen se dejó, aunque hacía «un gran esfuerzo para no llamar al departamento de fraudes de la policía». Al terminar, le pagó y desde luego no mejoró. Su oftalmólogo le echó una bronca. «Jamás permitas que nadie te meta nada, mucho menos el bigote de un gato, en el conducto lacrimal». En España le habrían restregado una mosca en el ojo.

Esperaré que pasen diez años para saber qué ha pasado estos meses. Un titular de ayer: «Toda España podrá quedar en grupo e ir a las terrazas el lunes». Me imagino leyéndolo en octubre pasado. El Gobierno nos ha estado metiendo el bigote de un gato y nos hemos dejado. ¿Crucifixión o libertad? Crucifixión. Y me restriega una mosca.

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