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Perpetrar comparaciones y ver metáforas es tan fácil como hacer llorar a Lydia Lozano. Pablo Hasél no vale un ojo. Porque no vamos a mantener la falacia del antifascismo (Echenique, vete a escardar cebollinos). Tampoco la de la lucha por la libertad de expresión, cuando ... se ha atacado hasta un periódico en los disturbios. Francisco Cossío, pintor falangista en el patronato del Prado cuando España negoció tan favorablemente con Francia la devolución de la Dama de Elche, dijo en la reunión que la vuelta de un 'murillo' no compensaba la salida de un 'velázquez' (por la Inmaculada que también volvía, mientras salía una Mariana de Austria repetida).
Las comparaciones con la España de 1936 son ganas de hablar. En el 36, quizá saldría a la calle y unos milicianos me conducirían a la checa de Porlier. Esas cosas no pasan ahora. Como no pasa del todo que Pablo Iglesias se haya convertido en Robespierre y tenga un Comité de Salvación Pública. Pero no es descartable que su caída sea provocada por la inestabilidad que él mismo está provocando, como le pasó al francés. Aquí no habrá la guillotina que los chicos de Podemos tanto citan, pero parece claro que Pedro Sánchez está dejando que se ahorque poco a poco. Es el único punto de cercanía que he visto entre Sánchez y Felipe González. Cuando Iglesias dijo lo de la falta de normalidad democrática en España y González le animó a insistir. «Que siga metiendo la pata».
Como cuando no estamos hablando de la oposición parlamentaria estamos hablando de la oposición en el propio Gobierno, a González Laya le han preguntado por ello. Asegura que el Gobierno no se rompe, pero que conviene reducir el ruido. Ahora se entera de que Podemos es una carraca.
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