Agronómicamente hablando podemos concluir que 2021 ha sido un año bueno, que no ha dejado ni una superproducción, ni una mala cosecha. Si analizamos, Burgos es cereal, oleaginosa y proteaginosa y ha habido un equilibrio muy bueno, de cantidad y calidad. Sin embargo, nos encontramos ... con el sector ganadero que lo está pasando francamente mal, no por haber tenido una menor producción, sino por el encarecimiento de los costes de producción. En ese ámbito, el porcino ha salvado mejor la situación, ya que, en ese sector, el 90% de los contratos son de integración y el ganadero cobra más o menos lo mismo todos los años. La repercusión negativa puede llegar cuando se elaboren los nuevos contratos.
En el vacuno de leche, sin embargo, ha sido un año desastroso. Los costes de producción han subido mucho, mientras que el precio de la leche no ha repuntado prácticamente nada. Hemos hecho movilizaciones, con el fin de que haya un equilibrio entre lo que percibe el ganadero y el coste de producción, aunque no se han cumplido las expectativas. En carne también lo están pasando mal, por el mismo motivo. En lo que se refiere al ovino, vive las consecuencias del sufrimiento continuo de un sector en el que ya no hay quien quiera trabajar.
No se le ha mimado desde la Junta, no se ha valorado el lechazo de calidad, no se ha hecho una normativa acorde para diferenciar el producto que viene de fuera. Todavía estamos a tiempo de retomar y poner medidas a este asunto.
En el balance del año agrario, es necesario hacer una especial mención, por su importancia, al mundo de viñedo. El sector es fundamental en Burgos y ha concluido la campaña con una cosecha de una calidad extrema, con una bajada de rendimientos de alrededor de un 12%. En términos generales, la realidad productiva no se corresponde con el precio al que se ha pagado la uva a los viticultores. En Ribera, ha habido un aumento importante de las ventas, con una recuperación del consumo muy importante en poco tiempo. Hay que recordar que el viñedo es un cultivo muy social, que tenemos que mimar todos para que siga teniendo rentabilidad en el futuro.
Respecto a los inputs, desde luego, se pueden hacer distintos análisis, pero hay algunos aspectos de lógica que deberían hacer reflexionar a los políticos en general. No podemos tener tanta dependencia del exterior. Por ejemplo, se neutralizan los beneficios de la venta de los cereales con la subida de los abonos, donde las medias superan el 70% de aumento. Por lo tanto, estos son costes que, ahora mismo, se están comiendo los beneficios y, además, pueden aumentar la conflictividad en el campo y el aumento de la cesta de la compra. A la subida de los abonos, se une también la del gasóleo y la luz. Además, el transporte marítimo, que mueve todo el cereal en el mundo, ha tenido aumentos de casi el mil por cien. Esto no se tiene en pie, aparte de la tardanza del suministro.
Sin duda, la globalización se diseñó sin reglas justas. Sobran los dedos de las manos para contabilizar a las personas que mueven el tráfico marítimo en el mundo, dependemos de ellos. Reflexionemos y hagamos otro tipo de política.
En cuanto a la política agraria, es una política de continuidad, ya que la nueva PAC entrara en vigor el 1 de enero de 2023, promoviendo el aumento del compromiso de política verde, estrategia de la granja a la mesa. Desde luego, hay que aclarar que en ningún caso estamos en contra de hacer las tareas del campo cada vez mejor, con más respecto al medio ambiente, menos pesticidas e impulsar la agricultura ecológica.
Pero, para poder avanzar en este tema, tenemos que seguir exigiendo (y es lo que hacemos), continuamente al Ministerio, lo que creemos que es justo. Europa no puede ser el adalid del medio ambiente, sacrificando a su gente. Tiene que comprometerse con la parte que le corresponde y exigir a los demás que hagan lo mismo. Si no, estaremos engañando a la ciudadanía.
Al final, el poder adquisitivo de las personas es el que es y si se permiten tener en los lineales de los supermercados, productos de países terceros sin exigir los mismos parámetros de calidad que en la Unión Europea, es competencia desleal. La PAC debe ajustarse al principio de reciprocidad, una asignatura pendiente en la que vamos a seguir trabajando. Más allá de los precios, que seguiremos peleando para que sean justos, debemos luchar por reconocimiento y convencimiento del consumidor de los productos de cercanía y sostenibles.
Mirando hacia delante, la provincia de Burgos tiene futuro en el mundo del campo. Produce prácticamente de todo. Quizá, el grave problema al que se puede enfrentar es la despoblación que está sufriendo el medio rural. Tiene que haber un gran debate sobre el desarrollo del medio rural, poner economía en este ámbito a través de política para que no se desertifique. Se ha hecho, hasta ahora, un tipo de política que ha llevado a que las ciudades por exceso y los pueblos por defecto, se están haciendo inhabitables. Empecemos a cambiar la tendencia para que, año a año, vayamos a mejor, respecto a la habitabilidad de la provincia.
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