9, 12, 17, 20 y 23 de mayo son los días previstos para que Plácido Domingo interprete a Giorgio Germont en el Teatro Real. Pensaba ir y pienso ir a ver esa 'Traviata'. Sobre todo tras la excelente forma vocal que demostró en 'Giovanna d' ... Arco'. Mi opinión sobre el tenor (barítono para cantar «Di Provenza, il mar, il suol») no ha cambiado después de que se haya hecho público el informe de que acosó sexualmente a 27 mujeres en las óperas de Los Ángeles y Washington. Un cerdo ahora y un cerdo cuando dijo que eran otros tiempos. No un delincuente. Y habrá que añadir unas cuantas a esas 27.

Publicidad

Una amiga periodista me contó que la recibió en el camerino con un batín y una toalla al cuello. Al sentarse vio que no llevaba nada debajo. Al ver el capítulo 5 de 'The new pope' y esa escena delirante en la que el papa John Malkovich recibe a Sharon Stone en audiencia privada y le pide que por favor no cruce y descruce las piernas, me acordé de mi amiga en el camerino. Al rato, Stone le dice que se le han dormido los abdominales y si puede cambiar de posición. Le da permiso y tanto él como el resto de curas presentes se dan la vuelta. «Acabaré apreciando el valor del sacrificio», concluye la actriz. Plácido Domingo no era el Papa, pero casi. Y, además, él sí querría el cruce de piernas. Y no se le hubiera ocurrido el sacrificio (el suyo).

Si hubiera sido una de la acosadas por Domingo no sé qué habría hecho. Quizá acostarme con él. Con asco. Que pase pronto. No porque quisiera, no porque pretendiera ascender en mi carrera. Porque a veces te bloqueas y haces cosas que no quieres hacer. Y tampoco lo denuncias. Ni entonces ni ahora. Bueno, iré a ver esa 'Traviata' aunque Domingo se caiga.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad