¡Azúcar!

No al Scattergories, pero sí al Risk parecen jugar algunos aquí en la lejanía y en la irrelevancia. Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, ha dicho que el Gobierno tiene claro el «rumbo» en la crisis de Ucrania. La diplomacia y el diálogo «más allá de aspavientos belicistas». Como si Margarita Robles fuera Gengis Kan. Belarra dice que el Gobierno tiene que construir una «verdadera agenda para la paz en Ucrania». Oye, como una Miss pidiendo la paz en el mundo. Con el espíritu ingenuo de 'Bombas para la paz' (1959), de Antonio Román, película protagonizada por Fernando Fernán Gómez. Un científico ha descubierto la formula de una sustancia que vuelve pacíficos a los seres más belicosos. Y pretenden arrojarla en una conferencia de dirigentes en París.

Robles ha contestado que las Fuerzas Armadas «dan su vida por la paz» y que los ciudadanos lo que piden a su Gobierno es que trabajen mucho y hablen «poco». ¿Y de qué íbamos a escribir?

A la que peor le viene lo de Ucrania, además de a los ucranianos, es a Yolanda Díaz, ministra del extraño prestigio. Un papelón. Está la pobre como Remedios Cervantes en el concurso. Dudando si el mejor conductor diluido en agua es la sal o el azúcar. Muchos deseando que pulse azúcar.