Las diez noticias imprescindibles de Burgos este domingo 2 de febrero

Al Pequeño Nicolás le dieron una paliza por la calle y la actriz Najwa Nimri soltó un mandoble a una cámara a la salida de la estación de Atocha. Nuestra civilización es cada vez menos violenta, lo que no quiere decir que de vez en ... cuando a alguien no se le vaya la mano. Las manazas. Yo no me atrevería a preguntar a Najwa Nimri ni la hora (aunque sepa distinguir entre ella y Zulema, su personaje de 'Vis a vis'). Y juro que antes de ser reportero callejero preferiría fregar escaleras. Ni siquiera me gustan las entrevistas concertadas, imaginen preguntar por la calle a cualquiera. Aunque tampoco es que a Najwa fueran a inquirirle alguna cosa incómoda. Sólo por los Goya y los patanes de RTVE que habían dicho esas cosas a Marta Nieto (que está buena, oh, Dios, qué horrible) y a Daniela Santiago (a esta sí que sí, o sea, no que no; pero qué gracia que en el acto del 8-M con Pedro Sánchez e Irene Montero llevara chaqueta y jersey de cuello alto, le faltó un nicab).

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Si para preguntar por la calle hay que valer, para que te pregunten, también. Como Belén Esteban en esa legendaria imagen en la puerta de su casa diciéndole a una reportera: «Hija, las ocho y media de la mañana, dejadme en paz». Najwa a los pobres de Europa Press y GTRESS: «¿Va en serio esto? ¿Vais en serio?». Y luego: «Quita la cámara, tío. Quita la puta cámara». Antes había estado firmando autógrafos a un fan. O sea, que acercarse a ella puede uno acercarse. Ha reconocido que su actuación fue lamentable. Por la tunda al Pequeño Nicolás, al parecer porque le pidieron de malos modos hacerse una foto y él se negó, se detuvo a tres hombres. Najwa es una macarra. Pero la violencia ejercida por las mujeres es una birria.

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