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La Audiencia Provincial de Madrid puso en libertad el pasado 11 de noviembre con medidas cautelares al marido de la mujer hallada muerta el pasado septiembre en una estancia similar a un zulo de un chalet localidad madrileña de Villalbilla al considerar los magistrados que los indicios por un supuesto delito de homicidio no son suficientes para mantener la situación procesal de prisión preventiva.
«Claramente se ha decretado prisión provisional sin tener ni mínimamente claro lo que ha pasado», relata en su escrito la Sección 26 de la audiencia, que insiste en que se ha enviado a la cárcel al sospechoso «en base a hipótesis no evidenciadas por el momento suficientemente desde el punto de vista probatorio». Es más, que el marido había acabado en la prisión de Alcalá Meco al primarse la hipótesis de que era el autor material del asesinato de su esposa partiendo de la «consideración de que quizás, solo quizás puede mostrarse en el futuro que se ha cometido por el investigado un delito de gravedad».» «Y ello es totalmente contrario, a la naturaleza y esencia de la prisión provisional», zanja el tribunal en una resolución a la que ha tenido acceso este periódico.
El pasado 10 de septiembre, el juez Instrucción número 6 de Alcalá de Henares acordó la prisión provisional comunicada y sin fianza por la comisión de un delito de homicidio o bien de inducción al suicidio de César S. G., el marido de Raquel B. L., la mujer hallada muerta.
El auto de prisión fue recurrido por la defensa en apelación ante las supuestas contradicciones en las que habría incurrido la Guardia Civil. Ahora, los magistrados estiman el recurso e imponen otras medidas cautelares como es la obligación de acudir a firmar a los juzgados semanalmente y la retirada del pasaporte.
La minuciosa instrucción practicada por la jueza de Violencia Sobre la Mujer de los juzgados de Alcalá de Henares ha llevado a cambiar el rumbo de la investigación hacia la comisión de un posible delito de ocultación de cadáver o un delito de omisión del deber de socorro. En el marco de las pesquisas judiciales, la jueza Ana Ranz ha tomado declaración a más de una veintena de testigos, entre ellos familiares de la víctima, vecinos y hasta un párroco de la localidad.
También se ha interrogado a la psiquiatra de la víctima, a quien acudía a consulta desde 2020. Al parecer, la mujer arrastraba varios intentos autolíticos y solía refugiarse de sus problemas en el lugar donde apareció muerta. Cuando se localizó el cadáver, éste no mostraba signo de violencia alguno.
La mujer llevaba desaparecida desde el 31 de agosto y cuando los agentes hallaron su cuerpo, el marido fue detenido. La asociación SOS Desaparecidos y el Centro Nacional de Desaparecidos lanzaba la alerta a principios de septiembre sobre Raquel B.L.
Raquel había salido de Villalbilla para visitar a su madre, que vive a 75 kilómetros, en Griñón, al sur de la Comunidad de Madrid, pero no había regresado a casa como estaba previsto. O por lo menos así lo declaró el esposo de Raquel en la denuncia que interpuso al día siguiente en el cuartel de la Guardia Civil. Al parecer, nunca llegó a ver a su progenitora.
Entonces, los agentes comenzaron una investigación que terminó en la casa familiar, donde ambos vivían. En una habitación cerrada e insonorizada encontraron a la desaparecida. Estaba en la cama y tenía espuma en la boca. El marido, al ver a los agentes en la casa, intentó huir, por lo que fue apresado.
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