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No eran los compañeros de viaje deseados por Unidas Podemos, tampoco los suficientes para el PSOE, pero sumarán para evitar que la reforma laboral tropiece mañana en el Congreso. El Gobierno da por hecho que la norma estrella del Ministerio de Trabajo, en la que ... se ha implicado personalmente la vicepresidenta Yolanda Díaz, saldrá adelante gracias al apoyo de Ciudadanos y una suma de partidos minoritarios entre los que se encuentran fuerzas de signo tan dispar como el PDeCat, Coalición Canaria, Más País o Compromís. Si no hay un giro brusco de guion, Moncloa cuenta con sumar entre 174 y 176 diputados que valdrán para sortear el muro de 173 noes con los que Esquerra, EH Bildu o el PNV querían forzar al Ejecutivo a modificar el texto del decreto ley, un bloque en el que también se encuentran el Partido Popular oVox.
Los dos socios de la coalición, sin embargo, no quieren tirar la toalla todavía con ERC ni PNV y prometen «no levantarse de la mesa hasta el último minuto» para sumar a republicanos y nacionalistas a la causa. Los trabajos ahora están siendo discreto y coordinados, aunque la estrategia se mantiene en apelar a la responsabilidad de estas formaciones para no perpetuar la norma aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012. Pero está en juego algo más que conformar el nuevo marco laboral, también evitar que la ruptura del bloque de la investidura precipite la legislatura a un terreno incógnito ahora que toca negociar asuntos como la derogación de la llamada 'ley mordaza' o la reforma fiscal. Para los morados, además, supondría un golpe al proyecto político embrionario de Díaz, que nacería con ese estigma.
Con ese horizonte, desde todos los flancos de la coalición morada dirigieron sus cargas hacia Esquerra. Los portavoces PabloEchenique (Podemos), Antón Gómez Reino (Galicia En Común) y Aina Vidal (En Común Podem) preguntaban a los republicanos cómo iban a explicar la negativa a sus votantes. Vidal llegó a tachar de «preocupante» la postura de sus socios catalanes, que este martes mantuvieron en elCongreso silencio total sobre la cuestión.
Precisamente la portavoz parlamentaria de EHBildu, Mertxe Aizpurua, advirtió de que apostar por la 'vía Ciudadanos' en la reforma laboral puede «dejar heridas abiertas» entre el Gobierno y sus socios habituales. La formación abertzale siempre ha estado en el no, influida por los sindicatos mayoritarios delPaís Vasco, ELA y LAB, para los que el decreto ley era «insuficiente».
En el PSOE se muestran tranquilos en ese sentido. Antes de despegar hacia Emiratos Árabes desde Torrejón (Madrid) para visitar la Expo de Dubai, el presidente del Gobierno,Pedro Sánchez, confiaba en que la votación, sea cuál sea su resultado, no afectará a la estabilidad de la coalición en esta segunda mitad de la legislatura. Tampoco es lo que pretenden los socios del Ejecutivo, que rebajan el tono a la hora de augurar futuribles.
Si finalmente se produce esa ruptura, según Aizpurua, tocará trabajar para «volver a recomponer ese bloque». «No mantendremos una actitud obstruccionista, ni vamos a tumbar leyes con independencia de su contenido», garantizó la portavoz.
Más País y Compromís, por su parte, lamentan que el bloque de investidura mantengan su negativa a apoyar la reforma, pero confirmaron este martes –ya de forma oficial– que votarán sí gracias a compromisos alcanzados con el Ministerio de Trabajo fuera del texto del decreto ley, como un plan de choque «contra las jornadas laborales excesivas» o un marco de colaboración sobre precariedad. «No es un buen mensaje que esto se apruebe con Ciudadanos, quedan dos años de legislatura y deberíamos aprovechar para seguir avanzando en derechos. No es bueno que se rompa la mayoría de investidura», alertaba el portavoz de la formación valenciana, Joan Baldoví.
El PDeCat, que tras desligarse de Junts cuenta con cuatro diputados en el Congreso, también confirmaba que aunque aún no ha formalizado públicamente el sentido de su papeleta sí han anticipado que no bloquearán la salida y convalidación de ese decreto. Formalizará su postura este miércoles, al igual que UPN (dos escaños), que el lunes valoraba que el hecho de que la reforma cuente con el plácet de sindicatos y patronal «es un punto fuerte». «No decidiremos nuestra postura hasta ver la foto final, aunque la foto final se produzca en el último minuto», explica a este periódico el diputado de la formación navarra Carlos García Adanero.
Moncloa espera completar esta carambola con los votos de Coalición Canaria, Nueva Canaria, Teruel Existe y el PRC, que más allá de recelos puntuales tampoco se oponem al decreto.
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