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cristian reino y Paula De las Heras
Madrid
Viernes, 29 de noviembre 2019, 10:54
Los planes de Pedro Sánchez de someterse a la sesión de investidura en la semana del 16 de diciembre para que pueda haber Gobierno antes de Navidad y Presupuestos en el primer trimestre de 2020, un propósito que también comparte su socio Pablo Iglesias, se ... complican. Esquerra Republicana de Catalunya, pieza fundamental en el puzle que pretenden armar los líderes del PSOE y Podemos, no comparte sus prisas. «Esto no va de días -advirtió este viernes la secretaria general adjunta de la formación secesionista, Marta Vilalta, tras vaticinar que la negociación será larga-; hay que construir una solución democrática de verdad».
Tanto los socialistas como los republicanos coinciden en que la otra parte parece por el momento tan receptiva a sus planteamientos como sensible a sus condicionantes, que no son pocos. Pero también admiten que aún están lejos de entenderse. Esquerra cree que el hecho de que el PSOE haya dejado de hablar de «problema de convivencia» para aceptar que en Cataluña existe un «conflicto político» es una buena señal, pero no se apea de su demanda de crear una mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalitat en la que pueda reclamar el reconocimento del derecho de autodeterminación y la amnistía de los condenados por el 'procés'.
En el PSOE aseguran que desde la formación secesionista se les ha dado a entender que están dispuestos a aceptar una «interpretación laxa» de sus propias exigencias, y valoran tanto que se presten a dejar la citada mesa entre gobiernos para después de la investidura (aun con el compromiso previo y por escrito de que tendrá lugar) como que no expliciten que reclaman un nuevo referéndum y cambios en la situación penal de sus dirigentes; dos cosas que se limitan a insinuar al plantear un diálogo «sin apriorismos ni temas vetados».
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Los socialistas también agradecen que ERC no haga 'casus belli' de que se produzca una cumbre entre Quim Torra, cuya inhabilitación por parte del TSJC puede producirse en cuestión de semanas, y Pedro Sánchez. Pero, aun así, nadie se atreve a anticipar que las cosas vayan a acabar bien. «Nosotros, desde luego, no vamos a hacer ninguna locura y nos vamos a mover dentro de la Constitución, pero algún precio tendremos que pagar y lo malo es que quizá no baste, cuando para muchos en el partido no es ya plato de gusto estar negociando con un señor imputado por el 1-O (el presidente del Consell Nacional de Esquerra, Josep María Jové, miembro del equipo negociador de los republicanos) y con un partido dirigido por un encarcelado por sedición», dicen fuentes del partido.
En la formación independentista dan igualmente por hecho que el camino está plagado de obstáculos. Aunque la dirección haya interiorizado que un Gobierno del PSOE y Podemos es para ellos el menos malo de los escenarios y que ante determinado electorado puede rentabilizar su capacidad de interlocución con Madrid, se enfrenta a las críticas y acusaciones de traición de Junts per Catalunya y la CUP en pleno contexto preelectoral en Cataluña. Pero, de momento, dan por hecho que además de la reunión del próximo martes en el Congreso habrá más encuentros con los socialistas. «Será complejo y mucha gente piensa que no sirve de nada pero no queremos renunciar a internar el diálogo», defendió Vilalta en TV3.
Sánchez, en cualquier caso, no tiene intención de poner fecha a su investidura hasta no tener garantizada la abstención de Esquerra y el sí de Podemos, PNV, Más País, Coalición Canaria, PRC y Teruel Existe, que le proporcionarían los 169 votos suficientes para superar a quienes sin duda votarán 'no', PP, Vox, Cs, Navarra Suma, JxCAT y la CUP (siempre asumiendo que EH-Bildu votará lo mismo que los republicanos).
El pasado julio, el líder del PSOE sí optó por fijar una fecha para someterse a la confianza del Congreso aun sin tener los apoyos amarrados. Lo hizo para presionar a Podemos, pero sabe que la estrategia no funcionaría con Esquerra(tampoco lo hizo con Iglesias). Si se fuera a una votación el 19 de diciembre, como se preveía, y ni entonces ni en los dos meses siguientes se alcanzara un acuerdo, las terceras elecciones caerían el 5 de abril, Domingo de Ramos. Mal día. La portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, fue este viernes tajante: «No iremos a una investidura fallida. Vamos a consolidar los fundamentos que permitan que sea un éxito».
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación en funciones, Josep Borrell, ha señalado este viernes que no considera a ERC como una fuerza progresista, pero ha admitido que la aritmética parlamentaria «es la que es» y ha apuntado a la responsabilidad del PP para facilitar la formación del gobierno.
«Con estos comportamientos no lo llamaría progresista. El nacionalismo irredento está en las antípodas de una posición progresista», ha subrayado el ministro socialista en una entrevista en Onda Cero, recogida por Europa Press.
Borrell ha admitido que la situación política que se vive en España es «anómala», al depender la investidura de la posición que adopte un partido independentista que tiene a su líder condenado por sedición. No obstante, ha señalado que la situación «es la que es» y la aritmética parlamentaria exige que algún partido se abstenga.
«Si no se quieren repetir las elecciones hay que investir un gobierno y para eso hace falta que alguien se abstenga, si el PP no lo quiere hacer, habrá que ver si lo quiere hacer algún otro. Nos gustará más o menos, pero es lo que hay», ha reiterado Borrell, pidiendo «no buscar tres pies al gato» a la situación.
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