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El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, interviene durante un acto de Esquerra este fin de semana en Barcelona. Efe
Esquerra presiona a Sánchez con la mesa de diálogo que complica el apoyo de Cs

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El Gobierno apunta a la segunda quincena de julio para retomar el foro con la Generalitat mientras Junqueras apremia a fijar fecha y orden del día

Nuria Vega

Madrid

Lunes, 29 de junio 2020, 09:48

No sólo las nuevas alianzas tejidas por el Gobierno durante el estado de alarma, también los movimientos políticos de los próximos meses determinarán en qué condiciones y con qué socios potenciales llega el Ejecutivo a la negociación de los Presupuestos de 2021. A día de ... hoy tan cierto es el acercamiento a Ciudadanos en el Congreso como las fricciones con Esquerra, uno de los puntales de la investidura de Pedro Sánchez. Los republicanos elevaron este lunes la presión sobre la Moncloa con la mesa de diálogo con la Generalitat como principal reclamación. «Hace falta fijar una fecha con urgencia y especialmente acordar el orden del día –apremió Oriol Junqueras en un artículo de prensa–. No hay excusa que valga. Sánchez no puede esconderse más y creer que el tiempo, o cualquier otra argucia, resolverá el conflicto».

El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ya situó hace dos semanas en el 15 de julio la fecha límite para reanudar las conversaciones que quedaron en suspenso por la emergencia sanitaria. Y el texto publicado este lunes en La Vanguardia llevaba tanto su firma como la del líder de Esquerra, Junqueras. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, sin embargo, dio a entender que el encuentro podría ser más tarde. Apuntó a una posible reunión en la segunda quincena del próximo mes.

La fecha orientativa llega después de que Pedro Sánchez señalara julio como deseable para retomar los contactos, pero con una advertencia: «Veo un contexto difícil en Cataluña, puesto que se está generando una situación claramente preelectoral». También el ministro de Consumo, Alberto Garzón, se detuvo este lunes en esta última apreciación en una entrevista en Catalunya Ràdio y sostuvo que para corregir un problema «estructural» sería bueno que el debate pudiera darse «sin estar mirando con el rabillo del ojo las encuestas» en este territorio, pendiente de que Quim Torra señale la apertura de las urnas.

Esquerra, que reconoce que la relación con el Gobierno está tocada y que ha condicionado en las últimas semanas su participación en la negociación de las cuentas públicas a cómo avance la mesa de diálogo, también se mantiene a la expectativa de la dirección hacia la que mira el Ejecutivo para sacar adelante los Presupuestos. «Bastante incompatible», respondió este fin de semana Junqueras sobre la posibilidad de que el proyecto se acuerde con los republicanos y Ciudadanos al mismo tiempo.

Tampoco ignora la formación independentista que la opción de los liberales podría no entusiasmar a Unidas Podemos para un pacto presupuestario, siendo las cuentas el principal proyecto del Gobierno de coalición y el sostén de la legislatura. A ese sector del Ejecutivo apelan últimamente los republicanos. En todo caso, habrá que ver si lo que prima en otoño es el componente ideológico o el pragmatismo del Gobierno.

El papel del PP

En la Moncloa, si bien no cierran ninguna puerta, tampoco, desde luego, la de Ciudadanos. El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, defendió que la «sociedad española» quiere colaboración de las fuerzas políticas y un «apoyo al Gobierno en materia presupuestaria». «Cuanto más transversal sea el acuerdo –incidió–, pues como todo en la vida, mucho mejor».

Garzón, mientras tanto, no ocultó que lo que le «seduce» es la mayoría de la investidura, en la que los republicanos jugaban un papel central. «Pero no tengo ningún inconveniente en que si otras fuerzas políticas de la derecha se mueven, como es el caso de Ciudadanos, haya muchas cosas en las que podamos estar de acuerdo», reconoció. Habló de aproximar posturas en «elementos específicos», como la inversión educativa o en I+D+I. «O lo que se pueda derivar –añadió–de unas negociaciones».

En el discurso de los liberales, el foro de diálogo con la Generalitat supone un inconveniente. «No serían unos Presupuestos responsables si el Gobierno convoca la mesa de la vengüenza», advirtió Edmundo Bal. Esa circunstancia, según Ciudadanos, haría «muy difícil» la negociación. Pero, por ahora, el partido no habla de líneas rojas. Lo que sí intenta la formación de Inés Arrimadas es presionar a los populares para que la aprobación de las cuentas no dependa «de Bildu y Esquerra». Esa posibilidad, sin embargo, no forma parte de los planes del PP.

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