El independentismo radical se apodera de la carreteras catalanas

Pero el colapso en Gerona no es el único. Tsunami, con la caída de la noche, también ha cortado la AP-7 en Tarragona, a la altura del campus de la Universitat Rovira i Virgili. Y los CDR, a partir de las 19 horas, han bloqueado todos los accesos por carretera a Barcelona. En una operación simultánea, los activistas de los comités han cortado hasta siete puntos diferentes, entre ellos en la Diagonal, provocando el caos en hora punta de regreso a casa.

A expensas de conocer la envergadura de esta nueva acción de la plataforma secesionista, Tsunami Democràtic se apuntó este martes un segundo tanto en el particular pulso que mantiene con el Estado, tras el 'éxito' de la toma del aeropuerto de El Prat el 13 de octubre, tan solo horas después de hacerse pública la sentencia del 'procés'.

La plataforma independentista provocó este martes la mayor intervención policial conjunta hispano-francesa de la que se tiene recuerdo para conseguir acabar con el campamento montado por Tsunami en la autopista AP-7, la mayor vía de comunicación terrestre entre los dos países, y que mantuvo bloqueada la frontera durante 30 horas, en la que también fue la mayor protesta que se recuerda en ese nudo de comunicaciones desde los incidentes de los años 90 protagonizados por el agricultores galos contra los camiones de fruta españoles.

Francia y España necesitaron desplegar más de 700 policías de cuatro cuerpos diferentes para conseguir sacar de la frontera a Tsunami, que con tan solo 1.500 activistas en los momentos álgidos de la acción, mantuvo en jaque a las fuerzas de seguridad de ambos países durante dos días. 150 miembros de las fuerzas de seguridad francesas, 260 guardias civiles (13 pelotones completos de los GRS), un centenar de UIP (antidisturbios) de la Policía Nacional y más de 200 funcionarios de la Brigada Movil de los Mossos d'Esquadra se vieron obligados a jugar al ratón y algo gato por las autopistas, carreteras, caminos y senderos cercanos al pueblo francés de Le Perthus, en cuyas inmediaciones el lunes a las 9 de la mañana Tsunami montó su campamento sobre el asfalto, que incluyó una cocina de campaña y un escenario para actuaciones.

La operación de limpieza de la frontera, coordinada entre los gobiernos de Madrid y París, se desató con las primeras luces de este martes. A las 7.30 hora de la mañana los antidisturbios galos, tras el enésimo intento de pedir a los congregados que se marcharan, comenzaron a sacar de la zona a los asistentes. No hubo cargas, pero sí contundencia. Los funcionarios galos no dudaron en usar gas irritante contra los congregados, a los que fueron poco a poco empujando hacia la parte española.

Fue una operación tediosa y muy lenta. Los antidisturbios franceses tardaron cerca de cuatro horas en arrinconar a los independentistas catalanes y llevarlos 800 metros hasta territorio español donde aguardaban los Mossos d'Esquadra. Las fuerzas de seguridad galas no se anduvieron con paños calientes: practicaron 18 detenciones por una sola de la policía catalana. También la mayoría de lesionados, ninguno de gravedad, se produjó en suelo francés.

Solo a la 14:30 horas -después de que los servicios de la autopista lograran limpiar toda la zona y desmontar las tiendas y el escenario- se reabrió la AP-7.

Pero la reapertura de la autopista no fue, ni mucho, menos el final de los incidentes en la frontera. Tras el desalojo Tsunami a través de sus canales de comunicación, convoco a sus partidarios que todavía andaban por la zona a concentrarse en la Nacional II a su paso por la Junquera. La carretera nacional, que hasta entonces había sido el aliviadero por el que había transitado el tráfico internacional desviado desde la autopista, se convirtió en una nueva ratonera para conductores y camioneros. Los GRS de la Guardia Civil y los UIP de la Policía Nacional que habitualmente se dedican a los controles antiterroristas en los Pirineos tuvieron que intervenir en apoyo de los Mossos, incapaces de garantizar la seguridad de forma simultánea en la autopista y la carretera con centenares de activistas moviéndose por el monte.

Con la llegada de la tarde la situación poco a poco fue normalizándose pero los cortes y el trasiego de peatones por la Nacional II a punto estuvo de acabar en tragedia cuando un camionero, haciendo caso omiso a las indicaciones de los Mossos, arrancó su vehículo, lanzándolo contra la multitud, aunque afortundamente no hubo heridos. El conductor fue detenido.