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La Moncloa ha aplazado sin fecha la reunión que iban a mantener a mediados de este mes Pedro Sánchez y Quim Torra en el Palau de la Generalitat. «No es el momento», dijeron portavoces oficiales en referencia al ultimátum al Gobierno planteado por el presidente ... catalán. Un órdago que para la Moncloa es un simple «farol» o «un brindis al sol», como se ha demostrado, a su entender, con las reacciones negativas de la mayoría de las fuerzas soberanistas y el giro del propio Torra hacia posiciones más templadas.
El repliegue del presidente de la Generalitat de Cataluña en la segunda jornada del debate de política general en el Parlamento de Cataluña se reflejó también en la carta que envió este miércoles a Sánchez para concertar la cita que tenían pendiente desde el 9 de julio, cuando se vieron por primera vez en la Moncloa. En su escrito, Torra evita hablar de ultimátums ni pone fechas, habla de «las próximas semanas», y propone que él y Sánchez pacten el temario del encuentro.
En ningún momento menciona que la conversación deba girar sobre un referéndum secesionista, como apuntó en su órdago del martes. «Debemos hablar de todo en profundidad. De su proyecto para Catalunya, y también del ejercicio del derecho de autodeterminación», que, a su entender, es «la solución que puede resolver el conflicto». Pero Torra no excluye otras fórmulas, solo pone como requisito que la «respuesta» sea «valiente y distinta» a las que se han puesto sobre la mesa hasta ahora. Una carta que no disipó el enfado en la Moncloa. No tanto porque haya temor a que Esquerra y PDeCAT retiren en noviembre su apoyo parlamentario, sino por el revés que ha supuesto para la estrategia de distensión y diálogo puesta en práctica por el Gobierno, y que da la razón a quienes entre los suyos, como el expresidente Felipe González, ponen en duda que sirva para algo ante la cerrazón de los soberanistas.
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, quien este miércoles se reunió con Sánchez, señaló que el presidente del Gobierno ha relativizado las amenazas y no contempla «la posibilidad de un adelanto electoral». Es más, añadió, ve factible que Esquerra y PDeCAT apoyen los Presupuestos para 2019. Pero eran impresiones de Puig porque Sánchez, un día más, guardó silencio.
El Gobierno no se toma en serio las palabras del presidente de la Generalitat porque tiene datos de que condicionar la estabilidad parlamentaria de Sánchez a llegar en un mes a un acuerdo para celebrar un referéndum de autodeterminación no es la postura del Ejecutivo catalán. Atribuyen la amenaza al difícil momento que vive Torra, acosado por los sectores radicales y con un Gobierno dividido. «Una ocurrencia de última hora», comentaron en círculos gubernamentales.
La ministra de Política Territorial señaló que el presidente catalán en el momento de lanzar su desafío solo «se representaba a sí mismo». Meritxell Batet recordó que las fuerzas independentistas saben que hay «margen» para hablar con el Gobierno de Sánchez de profundización del autogobierno, pero «ninguno» para abordar la autodeterminación.
Insistió en que la vía del diálogo es la única que puede conducir a algún puerto satisfactorio y subrayó que no es solo ella o el Gobierno de Sánchez quienes lo piensan. La mayoría de las fuerzas soberanistas, a juicio del Ejecutivo, están por la distensión y el posibilismo porque todavía está fresco el recuerdo de los sucesos de hace un año y sus consecuencias, con nueve líderes del proceso soberanista en prisión y otra media docena huidos en países europeos.
De hecho, Junts per Catalunya, alianza de la que forma parte el PDeCAT, y Esquerra acordaron hoy presentar una propuesta de resolución en el debate de política general del Parlamento de Cataluña en la que defienden la existencia de un diálogo «bilateral» con el Gobierno socialista «sin condiciones ni renuncias» para encontrar una solución «basándose en el derecho a la autodeterminación». En ningún momento se habla de ultimátums o fechas cerradas para alcanzar objetivos.
La ministra de Política Territorial rememoró asimismo que al mismo tiempo que el presidente de la Generalitat lanzaba sus amenazas en la Cámara legislativa, estaban reunidas la comisión mixta de seguridad y la comisión bilateral sobre vivienda de ambas administraciones.
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