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Cristian Reino
Barcelona
Miércoles, 23 de agosto 2017
Víctor Yan, empleado en un bazar chino de Cambrils, atendía en la tienda, a la acudieron los terroristas horas antes de sembrar el pánico en el paseo marítimo de Cambrils, para comprar cuatro cuchillos y un hacha. Yan confiesa que está aún con ... el "miedo en el cuerpo", pues "uno nunca puede pensar estar tan cerca de un terrorista", señala.
Aun así, no recuerda a los presuntos terroristas, ni sospechó nada, ya que, según afirma, en el establecimiento, un comercio donde se venden desde productos de cocina, souvenirs o material para la playa y la piscina, despachan cuchillos de cocina a diario y por el comercio pasa mucha gente, más aún en este periodo de vacaciones. "No me acuerdo de ellos", asegura.
Ni de cómo eran, ni qué modelos se llevaron, ni si pagaron en efectivo o con tarjeta. Ni siquiera por el hecho de que fueron los últimos clientes del día, en torno a las nueve y media de la noche, cuando normalmente cierran a las nueve. Eso sí, Víctor señala que en la tienda han recibido la visita de la Policía catalana, que les ha pedido el contenido de las cámaras de seguridad.
En el auto del juez Andreu, han aparecido los comprobantes de compras, que fueron encontrados en una masía abandonaba en Riudecanyes, a 14 kilómetros de Cambrils, que usaban los yihadistas. Tras realizar su compra, los terroristas, a bordo de un Audi A3, asesinaron a una mujer con un arma blanca, después de intentar arrollar a los viandantes.
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