Cecilia Cuerdo
Sevilla
Sábado, 6 de octubre 2018, 21:22
La presidenta andaluza se mueve entre el 2 o el 16 de diciembre para convocar las elecciones autonómicas. Susana Díaz agota los plazos para finiquitar una legislatura que, como reconoció hace unos días, encara su recta final. Desde que a finales de agosto Ciudadanos anunciara ... la ruptura del pacto que había dado tres años de estabilidad al Gobierno de Díaz, se dio por hecho que habrá adelanto electoral. La intención de la presidenta de la Junta es convocar este año, pero dado que la ley electoral establece que deben pasar 54 días desde la disolución de la cámara, para noviembre ya no hay tiempo. Diciembre está plagado de festivos y puentes, por lo que solo quedan dos domingos: el 2 de diciembre, para lo que tendría que convocar el próximo martes, o el 16, con lo que podría demorarse en anunciar la cita con las urnas hasta el 23 de octubre.
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Los socialistas insisten en que sería un adelanto técnico, no político, ya que las elecciones tocarían en marzo y la cita sería apenas cuatro meses antes. Sin embargo, los rumores de la convocatoria adelantada llevan meses en circulación con la idea de que el PSOE trataría de revalidar la mayoría absoluta para alcanzar los 40 años de gobierno ininterrumpido, y no dar tiempo a que Ciudadanos siguiera capitalizando su protagonismo en el debate soberanista catalán.
La formación naranja se había convertido además en un socio incómodo porque, primero, condicionó la investidura a la marcha de Manuel Chaves y José Antonio Griñán por su imputación en el caso ERE; obligó al PSOE a ceder en cuestiones con gran carga ideológica, como la supresión del impuesto de sucesiones, y presionaba a los socialistas con una reforma de la ley electoral en la que estos no estaban de acuerdo.
A favor del adelanto jugaba además evitar la repetición de lo ocurrido en 2015, cuando la cercanía de las elecciones municipales contaminó la investidura de Díaz dejándola en suspenso 80 días hasta que se resolvieron los pactos para gobernar los ayuntamientos y diputaciones provinciales.
La situación de la política nacional también ha pesado mucho, dado que los socialistas siempre han defendido la conveniencia de una cita por separado de las elecciones generales para permitir un debate propio y sin interferencias de asuntos ajenos como Cataluña. El conflicto catalán, sin embargo, ha irrumpido en la precampaña, aunque Díaz muestra un discurso nítido contra el independentismo, más cercano si acaso al de PP y Ciudadanos que al de Sánchez. Condenó con dureza los incidentes del pasado lunes en Barcelona y reprochó a Quim Torra por convertirse en un «hooligan» y «jaleador de radicales». Terminología que contrastó con el silencio de las primeras horas de la dirección federal del PSOE.
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Con la vista puesta en diciembre, algunas fuentes del PSOE explican que ha sido la inestabilidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez y el posible anticipo de las generales lo que ha hecho dudar sobre la fecha, ya que para Díaz es imprescindible una convocatoria por separado. Lo que la presidenta de la Junta quiere, según ha dicho, es que las elecciones tengan «acento andaluz», sin la interferencia de debates ajenos a la agenda política de Andalucía.
Pero hasta los empresarios se empezaron a poner nerviosos y reclamaron que se despejara la incertidumbre y dejara de marear la perdiz. El anuncio esta semana de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, exconsejera andaluza, de que «casi al cien por cien» no habría coincidencia entre generales y andaluzas se interpretó como la pista definitiva de que el adelanto está al caer.
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