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Viernes, 24 de septiembre 2021, 11:54
La suerte de Carles Puigdemont está en manos de la Justicia italiana, que tiene que decidir si lo extradita a España o lo pone en libertad después de que fuera arrestado anoche en el aeropuerto de la localidad sarda de Alguer, al noroeste de la ... isla, adonde llegó para participar en un festival de cultura popular catalana. Puigdemont iba a ser el invitado de honor del encuentro organizado por la asociación Adifolk y en el que se esperaba que participaran unas mil personas llegadas desde Cataluña.
El tribunal de Sassari, en cuya cárcel pasó la noche el expresidente de la Generalitat, había fijado para hoy la audiencia en la que se decidiría la suerte de Puigdemont, pero la sesión finalmente se retrasará hasta mañana. Lo adelantó Agostinangelo Marras, uno de sus abogados, a su llegada al tribunal. «Estamos a la espera de algunos documentos y solo después de que los tengamos se fijará la audiencia», declaró a los periodistas.
Como ya ocurrió en Alemania cuando Puigdemont fue detenido en marzo de 2018, también ahora puede abrirse un complejo e incómodo proceso para la Justicia italiana. El tribunal de Sassari debe decidir primero si confirma la detención o lo pone de inmediato en libertad. En caso de que opte por la primera opción, será la Corte de Apelación de esta localidad del interior de Cerdeña la que tenga hasta 60 días para confirmar luego si acepta o no la extradición a España. El expresidente de la Generalitat, entretanto, habrá logrado volver al centro del debate político en nuestro país consiguiendo además implicar en su caso a otra nación europea.
Las asociaciones culturales catalanas de la localidad sarda de Alguer, donde se habla esta lengua por su antigua pertenencia a la Corona de Aragón, ya han organizado protestas contra el arresto de Puigdemont. «Sa natzione sarda pro sa Catalogna» (La nación sarda por Cataluña), podía leerse en uno de los carteles que exhibieron los manifestantes frente al tribunal de Sassari. Se espera que se sumen a la concentración los participantes en el festival de cultura popular catalana llegados en barco desde Barcelona hasta Porto Torres, el puerto más cercano a Alguer.
«¿Cómo osa la Policía italiana enfangar nuestra tierra arrestando a un invitado, deseado e importante, aunque se sabe que un invitado es sagrado e intocable en nuestra cultura?», advirtió Bustianu Cumpostu, líder del movimiento regionalista Sardigna Natzione y uno de los promotores de la protesta. «Que sepa Puigdemont que no lo dejaremos solo. Estaremos a su lado y haremos todo lo necesario para su liberación».
El arresto del expresidente de la Generalitat no tardó en provocar las reacciones de los partidos políticos de Italia. Matteo Salvini, líder de la Liga, que en el pasado mostró plena simpatía con los independentistas catalanes, manifestó su deseo de que su nación «no se haga protagonista de justicias o venganzas pedidas por otros países». Echando mano de la ironía, añadió: «¿Nos cuesta arrestar a los delincuentes y arrestamos a parlamentarios de otros países? Es curioso». También el senador del Partido Democrático (centroizquierda) Roberto Rampi mostró su enfado por la detención, que consideró «fuera de toda lógica». Por ello pidió su «inmediata excarcelación».
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