La fiscal general saliente, María José Segarra. Europa Press

La fiscal general Segarra cae fulminada a pesar de su gestión sin mácula

La fiscal general saliente, que logró esquivar las presiones durante el juicio del 'procés', abandona el puesto con más reconocimientos de los que tenía cuando llegó

Lunes, 13 de enero 2020, 17:57

Es difícil, casi imposible, que un fiscal, en este caso una fiscal, general del Estado abandone el puesto con más apoyos y reconocimientos de los que tenía cuando llegó a dirigir el Ministerio Público. Más difícil todavía es que el fiscal general del Estado ... sea destituido sin rasguño alguno tras su paso por la jefatura de la institución. Pero así es en el caso de María José Segarra, quien, tras un año y medio al frente de la Fiscalía, se marcha con el currículum sin mácula y con más amigos en la carrera que cuando llegó al palacio de la calle Fortuny.

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Hasta en la oposición reconocen que esta militante activa de la Unión Progresistas de Fiscales (UPF) no lo ha hecho «del todo mal» porque ha logrado preservar la independencia del Ministerio Público, sobre todo en los convulsos meses del juicio del procés del pasado año.

Y es que nadie daba un duro porque Segarra cumpliera las promesas de «absoluta autonomía» y «plena independencia» que hizo en su primera comparecencia parlamentaria, en la que, además, hizo espcial hincapié en que «al fiscal general del Estado no se le pueden dar órdenes de ningún tipo«.

Recordatorio a Sánchez

Segarra no solo se ha dejado la piel por apartar a la Fiscalía de la esfera de influencia del poder, sino que fue capaz de recordarle al presidente Sánchez esa «autonomía» cuando el jefe de Gobierno defendió durante la campaña electoral la «dependencia» del Ministerio Público del Ejecutivo a cuenta de su promesa de traer de vuelta a España al huido Carles Puigdemont.

María José Segarra, que volverá ahora sin hacer ruido a su puesto de fiscal jefe de Sevilla que ocupa desde 2004, nunca osó siquiera dirigirse a los cuatro fiscales del Supremo que llevaron la acusación contra los líderes separatistas. Según fuentes de este tribunal, su «absoluto respeto» al trabajo de sus compañeros y el miedo a que una mera consulta pudiera interpretarse, aunque fuera lejanamente, como un intento de interferencia hizo que la fiscal general saliente, apenas tuviera contacto con la Fiscalía de alto tribunal, que en todo momento obró con total independencia, sin cambiar su acusación de rebelión, a pesar de que la Abogacía del Estado sí que suavizó las imputaciones.

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Incluso tras la sentencia del Supremo que condenó a los políticos catalanes solo por sedición, la Fiscalía ha seguido manteniendo que lo ocurrido en el 'procés' fue rebelión. De hecho, por el momento mantiene esa acusación en el juicio que comienza la próxima semana en la Audiencia Nacional contra el major de los Mossos Josep Lluís Trapero.

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