Sánchez vislumbra ya una legislatura larga tras encauzar sus primeros Presupuestos

La ministra de Hacienda, que lleva varias semanas hablando con los grupos y negociando desde septiembre con el responsable económico de Podemos y secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, para poder enviar al Congreso un texto medianamente consensuado, remarcó que aún hay margen para modificaciones durante una tramitación que el Gobierno quiere concluir antes de fin de año o como muy tarde en enero (normalmente todo el proceso de aprobación de los Presupuestos en las Cortes lleva tres meses). Pero dio por sentado que el anteproyecto aprobado este martes por el Consejo de Ministros logrará superar el primer y fundamental filtro parlamentario: el debate de totalidad. «Si lo traemos es porque entendemos que tiene los apoyos suficientes para que pueda ver la luz», remarcó.

La afirmación vino precedida de un episodio que fuentes socialistas atribuyen a cierto grado de teatralización. La formación de Pablo Iglesias se esmeró el lunes por la tarde en poner en duda que fuera posible aprobar el anteproyecto de ley con las cuentas para 2021, a pesar de que Sánchez había anunciado a los presidentes autonómicos esa misma mañana que así sería. Esgrimían falta de acuerdo en el seno del Gobierno. Pero a última hora de la jornada, en torno a las 23:00 horas, dio por rematados los últimos «flecos».

En realidad, las exigencias de Podemos no forman parte de los Presupuestos pero su intención era garantizarse la aprobación paralela de dos asuntos de los que ha hecho bandera, tras haber tenido que asumir algunas renuncias de calado: una reforma que permita agilizar el acceso al Ingreso Mínimo Vital aprobado a finales de mayo (y del que apenas se han beneficiado 135.000 familias frente a las 850.000 prometidas en su día) y un acuerdo en materia de vivienda para regular los precios del alquiler.

Sánchez e Iglesias comparecieron a las nueva de la mañana de este martes en Moncloa para escenificar así un acuerdo que los socialistas nunca vieron peligrar, porque entienden que al líder de Podemos le interesa tanto como al suyo asegurarse una legislatura larga. La foto sirvió a ambos para presumir de haber acordado los Presupuestos más expansivos «de la historia de la democracia», con un incremento de la inversión pública del 10,3%, gracias, en buena medida, a las ayudas de una UE que descarta aplicar a la crisis del coronavirus las recetas de austeridad con las que abordó la de 2008.

La impronta «progresista» de las cuentas se refleja también en unas subidas de impuestos a las grandes empresas y las renta altas que, no obstante, se quedan muy lejos no ya de lo planteado en su origen por Podemos sino de lo que se pactó en el acuerdo de Gobierno de enero. Si entonces se hablaba de aumentar la imposición a las rentas superiores a los 130.000 euros, finalmente se actuará sobre las de más de 300.000 euros brutos anuales. Aunque Montero defendió que aún queda legislatura para acometer la reforma fiscal.

En todo caso, lo acordado permitió que este martes Esquerra (a la que ya se hizo un guiño a finales de septiembre con el anuncio de la inminente reforma del Código Penal para rebajar las penas asociadas a la sedición y de la tramitación de las solicitudes de indulto a los presos del 1-O) se mostrara abierta a apoyar las cuentas. Entre otras cosas, porque ha visto respaldada la ley de vivienda aprobada por la Generalitat. La actitud de los independentistas da alas al optimismo del Gobierno, que también cree poder contar con el apoyo necesario para aprobar este jueves la prórroga de seis meses del estado de alarma y que aún cree poder disponer del comodín de Cs si fuera preciso.