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Cristian Reino
Barcelona
Domingo, 2 de abril 2023, 14:06
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, respaldó este domingo en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a los candidatos catalanes a las elecciones municipales del 28 de mayo y lo hizo, sacando pecho de la gestión del Ejecutivo, que a su juicio ha dado frutos tanto ... desde el punto de vista social como en el territorial, superando el «desgarro» en el que a su entender se encontraba España cuando llegó a la presidencia en 2018.
Sánchez protagonizó un mitin del PSC, con el que los socialistas dieron el pistoletazo de salida a la campaña de cara a las elecciones municipales, ante unas 3.000 personas (según la organización), en uno de los principales feudos del socialismo catalán. Sánchez, en un tono triunfalista, presentó la agenda socialista como la garante de la paz social y territorial y como un proyecto de «convivencia», marcado, a su entender, por la tranquilidad, el sosiego y la serenidad. Frente al «ruido» catastrofista de los «chamanes» y «telepredicadores» de la derecha, según su opinión.
Las elecciones municipales son el ensayo general para los socialistas de cara al mano a mano con el PP en las legislativas de final de este año o principios del siguiente. El jefe del Ejecutivo central atacó a la derecha y defendió las medidas económicas adoptadas por su gobierno, sobre todo la reforma de las pensiones, pactada con la Comisión Europea y que el PP ya ha anticipado que derogará si llega a la Moncloa.
El dirigente socialista puso el acento en esta cuestión, pues no en vano, según algunas encuestas, el PSC cuenta con el electorado de mayor edad del arco político catalán. Hasta agradeció las mareas de jubilados que han apretado en la calle para la subida de las pensiones. «Hemos llevado al BOE», presumió, las grandes movilizaciones y las demandas de la «mayoría social del país». «Menos mal que estamos los socialistas al frente del Gobierno», dijo. «Lo único que hace la derecha es el caldo gordo a los poderosos del país», afirmó.
Su versión actualizada del 'España va bien' de Aznar le lleva a defender que bajo su mandato hay más y mejores empleos, suben las pensiones, la inflación ha bajado, la energía es la más barata de Europa y se reduce el déficit. Y, «¿se puede hacer preservando la paz social? Sí, es posible y lo estamos haciendo. Esa es la España de hoy», aseguró.
Sánchez sacó pecho de paz social, en contraste con otros lares, como Francia, donde se están registrado disturbios por los planes de Macron de reformar las pensiones. «Ni todo el ruido del mundo puede ocultar la realidad», dijo.
El presidente del Gobierno, tras regresar de su viaje a China, donde se entrevistó con el presidente Xi Jinping, eludió dos de los asuntos internos que han marcado la agenda española estos días: Yolanda Díaz y Laura Borràs. Sobre el paso al frente de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo no hizo ni una mención. Sí reivindicó el Gobierno de coalición y el perfil progresista del mismo.
Pero evitó interferencia alguna en los que tendrán que ser sus socios si aspira a repetir mandato. Desde Cataluña y en una ciudad como L'Hospitalet, donde el independentismo apenas tiene presencia municipal, no dedicó ni una frase a la presidenta de Junts o a la eurodiputada Clara Ponsatí. Eso sí, llamó al independentismo «irresponsable» por el 'procés'.
Desde China, sí respondió días atrás a una pregunta sobre la posibilidad de indultar de manera parcial a la dirigente nacionalista, como piden los jueces que la han condenado a cuatro años y medio. Dio a entender que no está en sus planes: «Es un caso flagrante de prevaricación y de mal uso de los recursos públicos», advirtió el viernes. La puerta tampoco está completamente cerrada, pues nunca se sabe si, en el futuro, no le bastará con ERC y EH Bildu y también necesitará los votos de Junts para una eventual investidura.
Quién sí cargó contra Borràs fue Salvador Illa, que intervino antes que Sánchez en el mitin hospitalense. El líder del PSC espetó a la líder de Junts que no hay «excusas» frente a la corrupción y le advirtió de que nadie está por encima de las instituciones. Lo decía porque la presidenta de Junts se niega a dimitir como presidenta del Parlament y amenaza con enrocarse, ya que incluso ha pedido que se la restituya en el cargo, desde el argumento de que es víctima de la represión y de un juicio injusto. «En España no se condena a nadie por independentista, sino que se le condena por corrupción», le reprochó. «Basta de desprestigiar las instituciones», remató.
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