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Pedro Sánchez, en el Congreso. EP

Sánchez anuncia el envío de armas a Ucrania y Podemos se desmarca

El Gobierno rectifica en su negativa pero muestra un nuevo choque interno porque los morados ven una contribución a la «escalada bélica»

Paula De las Heras y Xabier Garmendia

Madrid

Miércoles, 2 de marzo 2022, 09:56

España enviará finalmente armas a Ucrania al margen del mecanismo del Fondo Europeo de Ayuda para la Paz. El presidente del Gobierno anunció este miércoles su cambio de criterio ante el pleno del Congreso. La decisión sigue el camino marcado por otros Ejecutivos socialdemócratas en ... los que se mira Pedro Sánchez, como los de Alemania, Portugal, Finlandia o Suecia, pero causó un hondo malestar en Podemos, que ya había advertido a los socialistas de su oposición a la medida. Nadie contempla, sin embargo, que el volantazo de última hora del también líder del PSOE pueda llevarse por delante la coalición.

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La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, había sido informada en la víspera del anuncio y, una vez hecho público, evitó dar la mínima muestra de malestar. «Estamos ante una decisión muy seria, hay millones de vidas que están en peligro, que es lo que nos está uniendo aquí y el presidente del Gobierno cuenta con todo nuestro apoyo», dijo incluso al abandonar el hemiciclo. Tanto ella como el ministro de Consumo y coordinador general de IU, Alberto Garzón, se pusieron en pie para aplaudir a Sánchez cuando acabó su discurso. Pero esa no fue la actitud de las ministras de Podemos ni la del grupo parlamentario, que actuó de forma desigual.

Algunos, como el secretario general del PCE, Enrique Santiago, se aferraron a sus sillones. Otros, como Jaume Asens, se sumaron a la ovación al presidente. Ione Belarra e Irene Montero, sentadas en el banco azul del Gobierno, aplaudieron sentadas, pero más tarde se preocuparon de exteriorizar su descontento. La ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, que también había sido advertida la víspera por los socialistas, argumentó que armar a los ucranianos no es la medida «más eficaz para frenar a Putin». Y la ministra de Igualdad llegó a cuestionar la estabilidad del Gobierno. «Veremos cómo avanzan los acontecimientos pero nuestra preocupación es máxima», dijo.

Los socialistas creen que el aviso forma parte del derecho al pataleo pero que en el corto plazo a Podemos no le quedará más remedio que encajar la decisión del jefe del Ejecutivo porque, entre otras cosas, en el pacto de coalición quedó claro que era a él a quien correspondía tomar las decisiones consideradas de Estado.

Mensaje de unidad

Lo cierto es que el giro, que Sánchez justificó en el deseo de mandar un mensaje de «unidad» de las fuerzas políticas españolas, casa con las demandas que habían planteado partidos como el PP, Ciudadanos o el PDeCAT -que en la víspera le habían acusado de dejar a España rezagada en la ayuda a Ucrania por la presión de sus socios- pero también le distancia de muchos de sus aliados habituales. No del PNV, que lo apoyó sin fisuras, pero sí de ERC, Bildu, o Más País.

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Cada uno con distinta intensidad, explicó su rechazo. «Estando de acuerdo con la mayor parte de lo que ha expresado -adujo el portavoz de Podemos, Pablo Echenique- pensamos que el envío de armas es un error. Muchos militares nos han dicho en privado que armar a la población civil contra un ejército profesional no va a variar la relación de fuerzas. El debate es si apostamos por una escalada o por las vías pacíficas y diplomáticas».

Desde Más País, Iñigo Errejón, también cuestionó la eficacia de la medida, mientras su socio de Compromís, Joan Baldoví, admitía, como ya hizo la víspera, sus dudas sobre que sea justo no dar el paso. «Podemos sentirnos reconfortados, pero nuestro grito de 'no a la guerra' no disuadirá al monstruo», admitió. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, fue algo ambiguo desde la tribuna, pero en los pasillos de la Cámara baja manifestó su rechazo y en el hemiciclo aprovechó para meter el dedo en el ojo a Yolanda Díaz, con la que ya mantuvo un sonado enfrentamiento en el debate de la reforma laboral. «Entendemos perfectamente las contradicciones que tienen, lo digo sin ironía, pero cuídense de quien aplaude siempre», recomendó a los diputados de Podemos.

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Rufián reclamó además que el asunto se someta a la autorización del Congreso, algo que, según fuentes gubernamentales, no es necesario. De hecho, ni siquiera ha de pasar, dicen, por la mesa del Consejo de Ministros salvo que hubiera que licitar compras que superen los 12 millones de euros.

Con todo, los más duros fueron, sin duda, Bildu, la CUP y el BNG. Pero lo que este miércoles buscaba Sánchez era otra foto, más acorde con los consensos europeos entre partidos de Estado. De hecho, en varias ocasiones insistió en que, pese a seguir considerando que lo adecuado era que fuera la UE quien canalizara el envío de armas a Ucrania, para él es más importante que no se cuestione el compromiso de España y que el PP se quedara tranquilo con el asunto.

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En lo que, de momento, parece que no se moverá es su posición sobre el presupuesto de Defensa, que países como Alemania han decidido incrementar al 2% del PIB como respuesta a la ofensiva rusa. Sánchez argumentó que España ya aumentado el suyo desde 2014 en un 20%. Sin embargo, en ese año, los países de la OTAN se comprometieron a alcanzar el 2% en 2024 y España no prevé superar ese año el 1,22%.

El PP hurga en la brecha de la coalición y se ofrece al PSOE

El giro de los acontecimientos desbarató el guion preparado por la oposición, que se disponía a insistir en el envío directo de armamento a Ucrania. Constatada la rectificación, tuvo que cambiar el paso, pero encontró al momento un filón en la brecha exteriorizada por las dos patas del Gobierno. Tanto el PP como Ciudadanos instaron al PSOE a marginar a Podemos y unir fuerzas, mientras Vox volvió a situarse fuera del radio de acuerdo al pedir la dimisión de Pedro Sánchez.

En el primer pleno sin Pablo Casado en su escaño -aún mantiene el acta, pero no acudió-, fue Cuca Gamarra quien ejerció de jefa de la oposición. La portavoz popular tendió la mano a Sánchez en la respuesta al conflicto bélico: «Si sus aliados de coalición le fallan, no se preocupe, recorreremos juntos este camino». La nueva coordinadora general del partido hasta el congreso de abril, sin embargo, le afeó que por el momento sólo hubiera mandado «guantes y gel hidroalcohólico» a la resistencia ucraniana, extremo que negó Sánchez porque también se envió ayuda humanitaria, cascos, chalecos y detectores de minas.

También Ciudadanos aprovechó las divergencias internas en el Ejecutivo para tratar de abrir paso a la alternativa constitucionalista junto a PSOE y PP que ya propuso al inicio de la legislatura. «El problema se llama Podemos», sintetizó Edmundo Bal, quien emplazó directamente a Sánchez para que expulse a los ministros de un partido «quintacolumnista de Putin».

En los supuestos vínculos de la formación morada con Moscú profundizó mucho más Vox. Santiago Abascal situó a Podemos directamente como «aliado» de Vladimir Putin, tesis por la cual el Gobierno al completo estaría «incapacitado» para abordar el conflicto porque no ofrece «credibilidad». «Quieren estar en dos sitios a la vez, con los agresores y con los agredidos, con Putin y con la OTAN; y eso no es posible», planteó el líder de la formación de extrema derecha. Reclamó así la dimisión de Sánchez pese a avalar su decisión de enviar armamento.

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