Mercedes Gallego
Nueva York
Jueves, 22 de julio 2021, 08:02
El presidente del gobierno se pasó parte del estado de alarma haciendo videoconferencias con inversores de EE UU. Lo contó él mismo en un corrillo de prensa en Nueva York, al recordar cómo surgió la idea del viaje relámpago que le sugirieron los propios financieros. ... Algo así como 'oye, a ver cuando das un salto, te pasas por aquí y nos vemos las caras en persona, vas a Los Ángeles, a San Francisco ...'. En eso está.
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Pedro Sánchez, como todo el que haya experimentado el mundo a través de la pantalla de un ordenador, sabe que no hay nada que sustituya a un encuentro personal. Y este es momento en el que los fondos de inversión más importantes del mundo están decidiendo dónde pondrán el dinero el próximo año, aprovechando las inyecciones económicas que harán los distintos gobiernos. No podía esperar a que se abrieran las fronteras, porque para entonces sería tarde.
Sabía también que iba a EE UU a ponerse en sus manos, a someterse a un intenso interrogatorio de dos horas, impropio de un mandatario, como un examen en el que hubo de responder a preguntas de todo tipo. Querían saber qué pasará con la reforma laboral, con la reforma de las pensiones, con la digitalización, la justicia... No les interesaban los perdones del 'procés', ni Podemos, pero sí la estabilidad de un gobierno de coalición que algunos temen que no acabe la legislatura. Él les aseguró que lo peor ya ha pasado, que se encontró con la pandemia del siglo nada más llegar y que «hay meses que parecen años», pero no por eso ha abandonado la hoja de ruta que se marcó en su discurso de investidura. Cada seis meses hace balance público y presenta los proyectos de ley que va a aprobar el consejo de ministros para enviar al Parlamento y demostrar que lo suyo es «un gobierno de hechos», mientras que la oposición «desafortunadamente no hace más que gritar», diría después en entrevista con Reuters.
Con todo, el presidente se refirió luego conciliatoriamente a la oposición al decir que ha renunciado a modificar el proceso de elección del Consejo General del Poder Judicial. Refiriéndose a Pablo Casado y a su partido, dijo que «espera que reflexionen, porque esto no e s un si quiero o no quiero», sino un mandato constitucional. «Tenemos una responsabilidad todos», advirtió.
A los inversores les ha prometido «estabilidad» y «certidumbre», asegurándoles que él es «un político que cumple», que aprueba leyes, reformas y, con su ayuda, atrae inversiones. Cuando los españoles vean los resultados «creo que evaluarán positivamente lo que hicimos en estos años tan difíciles para nuestra historia», dijo lacónico. La semana próxima, para empezar, presentará en una comparecencia pública los números del cierre de ejercicio. Y después se ha propuesto aprobar los próximos presupuestos de los próximos dos años, lo que aportará una prueba más de la estabilidad prometida.
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Los 69.500 millones de euros en inversiones públicas que recibirá España de la UE en los próximos cinco años, podrían ampliarse hasta 140.000 millones de euros en créditos si fuera necesario, lo que equivaldría al 12.5% de lo que fue el PIB español el año pasado. Y Sánchez sueña con utilizar ese dinero como cebo para triplicar la inversión pública al atraer hasta 500.000 millones de euros de capital privado. La economía española está a punto de despegar y Sánchez quiere aprovechar esa lanzadera para modernizar al país con asuntos como el hidrógeno verde, las energías renovables, la electrificación del transporte, la ciberseguridad y la inteligencia artificial, entre otras oportunidades que deletreó a los inversores como claves del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que a corto plazo «va a permitir que nuestro país salga más fuerte de la crisis de la covid-19», aseguró.
Algo tuvo que hacer bien, porque al salir algunos de esos número dos de los principales fondos de inversión, entre los que se encontraban Bank of America, Morgan Stanley, Bsnk of New York y Rokos Capital Management entre otros, le agradecieron «el intercambio directo» que habían tenido y reconocieron el esfuerzo que está haciendo España para ganarse su confianza. Se trataba de fondos que llevan muchos años invirtiendo en nuestro país y algunos todopoderosos como Michael Bloomberg o Larry Fink, interesados por la agenda verde de España y el proyecto de «multilateralismo eficaz» que lleva a cabo con otros países como Canadá, Suráfrica o Nueva Zelanda.
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La etapa del presidente se dispara hoy a la galaxia con su llegada a Los Angeles, donde visitará el Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA, en el que España ha participado en la fabricación de piezas de los vehículos exploradores Roberts, Celebrity y Perseverance que fueron a Marte
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