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Paula De las Heras y Alberto Gómez
Madrid
Jueves, 23 de febrero 2023, 21:38
«No estáis solos en esta guerra. España, la Unión Europea y numerosos aliados y amigos de todo el mundo apoyan a Ucrania. Y seguiremos haciéndolo mientras sea necesario», prometió este jueves Pedro Sánchez en el Parlamento ucraniano durante su viaje relámpago al país, ... a escasas horas de que se cumpliera, esta madrugada, el primer aniversario de la invasión rusa. Sus palabras tendrán un reflejo tangible. El presidente del Gobierno, el tercer mandatario internacional que visita Ucrania esta semana -tras el estadounidense Joe Biden y la italiana Giorgia Meloni- anunció que elevará de seis a diez los carros de combate Leopard 2A4 que España pondrá a disposición del ejército ucraniano «en las próximas semanas o meses». Y, además, evitó cerrar la puerta al envío de aviones de combate como los que reclama, desde hace tiempo, el Gobierno de Volodímir Zelenski. «Tendremos que estudiarlo con nuestros aliados en la OTAN y la UE», dijo.
El viaje de Sánchez, el segundo que realiza a Kiev desde el inicio de la guerra, refleja a las claras el papel protagonista que, muy a pesar de sus socios de Podemos, está dispuesto a desempeñar en el conflicto. No siempre estuvo tan claro. Hubo un primer momento de titubeos a la hora determinar hasta dónde debía llegar la solidaridad de España. El jefe del Ejecutivo llegó incluso a descartar el envío de material bélico al margen del mecanismo del Fondo Europeo de Ayuda para la Paz. Sin embargo, la rectificación -aplaudida por fuerzas como el PP, Cs, el PNV o el PDeCAT pero no por aliados de la investidura como ERC o EH-Bildu- llegó pronto; apenas una semana después de que Putin lanzara los primeros ataques sobre la población ucraniana. Y, desde entonces, la posición ha ido firme, aunque siempre colegiada con los socios europeos.
Ahora, el presidente del Gobierno tiene un motivo añadido para explotar su proyección internacional. El próximo 1 de julio, España asumirá la presidencia rotatoria de la UE, que este semestre corresponde a Suecia. Y bajo ese prisma, se dirigió también a los parlamentarios ucranianos, ante los que, hasta ahora, como se encargan de subrayar desde la Moncloa, solo habían hablado, de forma presencial, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; el de Polonia, Andrzej Duda; el de Lituania, Gitanas Nauseda; y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
Sánchez prometió que durante su mandato «acompañará» a Ucrania en el camino (en realidad, aún lejano) para su integración en la UE, un deseo de integración que situó como origen de la invasión rusa. También se comprometió a combatir, a través de sus contactos internacionales, la «propaganda rusa» que cala entre países de África, Ásia o incluso Latinoamérica que están sufriendo las consecuencias de la guerra en forma de crisis alimentaria y energética. Y, en una comparecencia con Zelenski ante la prensa, expresó su respaldo a los diez puntos del plan de paz que el presidente ucraniano presentó el pasado noviembre.
Zelenski, diplomáticamente hiperactivo, confirmó que ya está tratando de concertar un encuentro con el presidente chino Xi Jinping, quien, a pesar de no haber condenado la guerra y mantener sus lazos con Putin, recientemente ha expresado su intención de efectuar una propuesta de paz. Pero admitió que aún es pronto para valorar en profundidad ese paso, dado que se desconoce su contenido. En todo caso, agradeció el gesto de Sánchez. «El apoyo de España no ha hecho más que aumentar. Estáis ayudando a proteger las vidas de los ucranianos del terror ruso», dijo.
El viaje del jefe del Ejecutivo español -que llegó a la capital ucraniana en torno a las 7:30 de la mañana después de viajar toda la noche en tren desde Polonia; visitó la ciudad de Bucha y el barrio de Irpin, dos escenarios clave de la barbarie rusa y de la heroica resistencia ucraniana; se reunió con Zelenski y admiró la placa que se le ha dedicado en el Paseo de los Valientes de Kiev- se mantuvo en secreto hasta casi el último minuto por motivos de seguridad. Pero sus socios estaban informados y, a pesar de los duros reproches vertidos en los últimos días por la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, contra el envío de armamento, optaron por guardar este jueves un perfil bajo. La vicepresidenta Yolanda Díaz sí recordó que la posición de su espacio a ese respecto es «conocida», aunque también expresó su apoyo a la visita.
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