La unidad que se respiró el martes en el Congreso, cuando se llegaron a oír aplausos de la bancada del PP a Pedro Sánchez tras la intervención telemática del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, fue un espejismo. Apenas 16 horas después, el Gobierno y el principal ... partido de la oposición han vuelto a evidenciar este miércoles que tienen recetas bien diferentes, hasta contradictorias, para tratar de capear los duros efectos económicos de la guerra. Ni en materia fiscal ni en el campo de los servicios públicos ni en el tamaño de la estructura gubernamental hay visos de entendimiento. Si en algo coinciden unos y otros es en que «hay otra manera de gobernar».
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El pleno de control ha servido, en todo caso, para escenificar ese nuevo tiempo político que se ha abierto con el cambio de jefe de la oposición. En la primera sesión tras la proclamación de Alberto Núñez Feijóo como líder del PP y la renuncia definitiva de Pablo Casado a su escaño, ha sido Cuca Gamarra quien ha interpelado a Sánchez. Ha sido un toma y daca clásico, alejado de los duros enfrentamientos de los últimos tiempos que a veces llegaban al plano personal. Esta vez se ha confrontado exclusivamente a través de indicadores económicos y propuestas para intentar revertir las consecuencias de la guerra, sin espacio para la descalificación y el titular altisonante.
La flamante secretaria general del PP ha dibujado un Ejecutivo poco apegado a las preocupaciones sociales, prácticamente ajeno a las dificultades para «llegar a fin de mes» en un contexto de tensión inflacionista. «¿Qué futuro le espera a la sociedad con este Gobierno?», ha preguntado a su interlocutor. Como viene siendo costumbre, Sánchez se ha vuelto a escudar en la guerra de Ucrania y en la pandemia del covid como factores desestabilizadores para la acción de su gabinete y ha centrado el tiro en la respuesta a sendos retos. Es ahí donde ha emplazado al partido conservador a escoger entre «ayudar» al Ejecutivo o «seguir estorbando con la ultraderecha», en alusión a Vox.
El llamamiento del mandatario socialista se ha producido en la víspera a la primera reunión que mantendrá con Feijóo. Una cita en la que Sánchez espera que el nuevo presidente del PP despeje la incógnita sobre el voto de su partido en la convalidación al decreto del plan anticrisis lanzado por el Gobierno de coalición. Por lo pronto, Gamarra le ha dado dos consejos al jefe del Ejecutivo: «Copie y rectifique». Lo primero serviría para lo segundo: «Copie las propuestas que le va a plantear el PP y rectifique sus nefastas políticas que nos están llevando a la ruina». Entre las recetas planteadas, nuevamente una bajada de impuestos y una reestructuración de su Gabinete para reducir ministerios.
Poco margen parece existir para que el Gobierno se avenga a activar una reducción de la carga fiscal más allá de las ya aplicadas en la factura de la luz. En los últimos días varios ministros han alejado esa vía, incluso han descartado interpretaciones del acuerdo firmado en la Conferencia de Presidentes de La Palma que pudieran conducir a esa medida. Por si hubiera alguna duda, Sánchez ha vuelto a unir este miércoles una bajada de impuestos como la propuesta por el PP con un desmantelamiento de los servicios públicos. Se ha permitido recordar el despido de sanitarios en Andalucía y el cierre de colegios en Galicia, comunidad presidida por el nuevo líder del PP.
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